La tremenda crisis en la que anda enfrascado el PSOE ha sido
(y es) tema de conversación habitual de tertulias televisivas, radiofónicas
incluso entre amigos o familiares. Un servidor no puede por menos que dejar su
opinión, por más que pueda verse como malévola o resentida dado que, (nunca lo
he escondido) no soy precisamente un simpatizante de dicho partido.
Pese a todo lo que se ha dicho, que no es poco, por
brillantes columnistas (Gistau, Jabois) y opinadores, creo que se deja de lado
la principal causa por la que Pedro Sánchez es ya exsecretario general del
centenario (la de veces que lo repiten) partido socialista y que no es ni más
ni menos que los penosos resultados electorales. Esto que es una perogrullada no
lo ven algunos, impidiendo que los árboles (las maniobras de Felipe González y
los barones; el cambio de rumbo del
siniestro grupo PRISA; el “no es no” o apoyar a Rajoy) dejen ver el
bosque, que está poblado de alimañas que han devorado por dentro y por fuera un
partido que, en 1978 ayudó a crear la hoy apaleada Constitución, se olvidó del
marxismo en 1979 y tomo decisiones difíciles por el bien del país mientras tuvo
mayoría absoluta (reconversión industrial, entrada en la OTAN, intervención en
la primera guerra de Irak). Evidentemente la derrota es huérfana y yo añadiría que además es resentida.
Nada queda ya de aquél partido que poco a poco eligió el
frentismo, el sectarismo (ayudado por el diario El País y su grupo mediático) y la satanización de su rival
político a la derecha con tal de seguir en el poder a cualquier precio. Nada de
esto sería demasiado grave si no fuera porque con la llegada del funesto José
Luís Rodriguez Zapatero se rebasaron todos los límites, a partir de aquél
terrible 11-M: con Rubalcaba como cerebro, la cadena Ser como mano ejecutora y
la estupidez e incompetencia del gobierno de Aznar como víctima, se desalojó al
PP del gobierno usando un ataque terrorista islamista para ello, algo que
contado hoy en día suena increíble pero es cierto, da igual cuando lo lean, lo
crean o no sucedió. Luego vino lo demás: pacto del Tinell, cordón sanitario,
aislamiento y expulsión del PP en cualquier institución de gobierno, Estatut de
Cataluña …el PP pese a todo puso la otra mejilla y colocó al incompetente Patxi
López como Lehendakari a cambio de casi nada. Solo obtuvo desprecio.
Pero toda acción tiene como consecuencia una reacción y esta
fue pasando poco a poco su factura: la crisis económica (una de las pocas cosas
que no cabe echarle en cara a ZP) les obligó a tomar medidas impopulares que dieron
origen a SOCIALISTAS CABREADOS S.A., es decir Podemos, la caída del grupo PRISA
desactivado por las redes sociales, hicieron el resto y ya todo fue ir cuesta abajo.
No se puede acusar de corrupción al rival con los ERES a cuestas, no se decir
no al PP por corrupto y querer pactar con el partido del 3%, no se puede decir
una cosa en Sevilla y otra en Barcelona porque todo te pasa factura más pronto
que tarde. Queda como resultado un partido roto, dividido no por
el interés en salvar España sino en salvar sus votos: los andaluces, extremeños
o asturianos se verían muy perjudicados con un pacto con los nacionalistas; los
catalanes y vascos está como locos por unirse hasta con Bildu si hace falta
porque les conviene. Todo explotó el sábado pasado con un espectáculo digno del
Berlanga final, del “Todos a la cárcel” o “Moros y cristianos”. Ya no daban
para una “Escopeta nacional“ aunque por un momento me imaginé a Snchz como a
López Vázquez atrincherado con Bárbara Rey y el bueno de Jose Sazatornil, “Saza”,
intentando convencerle para que deponga su actitud. Desgraciadamente ya no hay
ni una tía buena en Ferraz y como los Leguineche, su final es incierto, quizás
sólo les quede ir a Lourdes en busca de una cura como hacían en el film, aunque fuera sólo para evadir divisas.
Coda: no deja de resultar irónico y cruel para el PSOE que los que instigaron el que se rodearan las sedes del PP tras el 11-M vean su sede central y hogar de su fundador en Ferraz nº10 rodeados por ordas de sus rivales políticos a la izquierda.
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