5 abr 2014

Ficción, ciencia y reflexión

Herbert George Wells (Bromley, 1866 - Londres, 1946)  más conocido como H. G. Wells es considerado uno de los escritores modernos más visionarios y con el francés Julio Verne, el de mayor éxito en lo que al género de aventuras y fantasía se refiere, desde finales del S. XIX hasta bien entrado el XX.  De gran capacidad creadora y originalidad temática, se graduó en biología en la Normal School of Science de Londres lo cual influye en su visión realista de la vida y mantienen una firme creencia en la capacidad del hombre para servirse de la tecnología como medio para mejorar las condiciones de vida de la humanidad.
Pero esto tiene matices, mientras Verne es más denso y más fiel a la realidad "científica" Wells va poco a poco dejando paso más a la fantasía y es claramente uno de los primeros autores del género de ciencia-ficción. Su prosa es ágil, sus novelas cortas y tremendamente entretenidas, nada discursivas (no he leído sus obras más sociológicas, que ocupan sus últimos años) pero que dejan poso e invitan a la reflexión. Comentamos a continuación tres de sus más famosas obras:
La isla del Dr Moreau (1986)
Tras el éxito logrado con La máquina del tiempo (1895) Wells se embarcó en una novela más ambiciosa y menos aventurera. "La isla del Dr Moeau" cuenta la historia en primera persona de Edward Prendick, quien naufraga en el océano y es resacatado por un barco. Gracias a la intermediación de un médico llamado Montgomery el protagonista no es abandonado a su suerte y es acogido en la siniestra isla por el Dr del título. Allí, con una graduada y estudiada tensión, el autor nos muestra los siniestros experimentos de Moreau que "juega a ser Dios" y se muestra un visionario precedente de lo que luego sería la ingeniería genética. Realmente dura, muy violenta (hay descripciones que incluso leídas hoy impresionan) nos muestra lo peligrosos que son los experimentos cuando se escapan de las manos y la imposibilidad de controlar la naturaleza y los instintos animales. Muy impactante, deja un poso amargo y puede ser entendida como crítica a la propia sociedad moderna y al uso poco ético de los experimentos "en nombre del progreso".
El hombre invisible (1897) 
Como en casi todas las obras de Wells, el protagonista es un científico, un adelantado a su tiempo que primero choca con la incomprensión de sus semejantes, bien descritos en la humorística visión que se da de los habitantes de la Inglaterra rural, tipos simples y algo mezquinos. Pero poco a poco Griffin se vuelve más y más paranoico, más violento e irascible cuando descubre la incomodidad de su invisibilidad (sólo es invisible si está desnudo y no puede revertir su estado), llegando a tener delirios de grandeza y megalomanía que le hacen caer en el crimen. Es un historia más ligera que la anterior aunque igualmente perturbadora por lo que tiene de fantasía que todo hombre ha tenido alguna vez. Los golpes de humor que provocan algunas fechorías del protagonista y el sensacional arranque, con la llegada del misterioso protagonista a la posada, son lo mejor porque en mi caso y pese a lo malvado que es Griffin, uno no puede evitar simpatizar con él...quizá yo también tenga algo de villano megalómano.
La guerra de los mundos (1898)
Obra capital en la historia de la literatura no solo por su propio valor sino también por lo que tiene de profético sobre la tecnología aplicadas a las guerras que en el siglo siguiente asolaron Europa. Narra, como es bien sabido, una invasión extraterrestre desde el punto de vista de un escritor científico, quien cuenta todo como si se tratase de un periodista lo que da mayor riqueza al relato y permite reflexiones y especulaciones sobre los motivos y consecuencias para la humanidad (en este caso Reino Unido) de la invasión por parte de un ejército exterior muy superior tecnológicamente. No sale muy bien parada la fauna humana que habita la novela, ni la ingenua comunidad científica, ni el personaje del artillero, ni el del cura que no hace otra cosa sino limitar las posibilidades de supervivencia del protagonista, hombre desesperado pero perseverante en la búsqueda de su esposa. Es el hombre y no los marcianos el verdadero protagonista, pues cuando una situación excepcional lo libera de los condicionantes sociales, el ser humano se transforma por completo. El final, no por esperanzador, evita que olvidemos la pesadilla vivida... que puede repetirse.

1 comentario:

Mr. X dijo...

No diga ciencia-ficción... ¡diga H.G. Wells!