26 abr 2014

Papas beatificados

Durante este fin de semana se va a proceder a santificar, en la ciudad de El Vaticano, a dos de los últimos Papas, Juan XXIII y Juan Pablo II. Dacosica les dedica unas letras a estos dos personajes claves en la historia del siglo pasado.
Juan XXIII (1881-1963), conocido como "el Papa bueno", nacido Angelo Giuseppe Roncalli, era hijo de campesinos que, buscando mejores oportunidades para su vástago, lo metieron en el seminario de Bérgamo siendo admitido en la Orden Franciscana Seglar. Fue elegido papa ante la sorpresa de todo el mundo y parecía que dada su edad (77 años) sería un pontífice de transición. Nada más lejos de la realidad. Para sorpresa de todos, en 1959 convoca el "Concilio Vaticano II" que empieza en 1962 y que no verá terminado pues falleció en junio de 1963 siendo su sucesor, Pablo VI quien lo terminaría en 1965.
Los objetivos del concilio fueron básicamente tres:
- Promover el desarrollo de la fe católica.
- Lograr una renovación moral de la vida cristiana de los fieles.
- Adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo.
Sesión del Concilio Vaticano II (1963)
Se puede decir que Juan XXIII "metió" a la iglesia católica en el S. XX, acercó la eucaristía a la gente (fin a las misas de espalda y en latín), llamó la atención sobre a la pujante clase trabajadora (esas parroquias de los barrios obreros) y potenció las relaciones internacionales de la Santa Sede, convirtiéndose en un Estado con participación en los conflictos y discusiones internacionales.
Además, su carácter dialogante y carismático permitieron la primera reunión en 400 años con el arzobispo de Canterbury, fue el primero en nombrar cardenal a un obispo africano y a título anecdótico, decir que excomulgó a Fidel Castro en 1962.
Aún más importante en la historia del mundo fue Karol Józef Wojtyła (1920-2005) más conocido como Juan Pablo II, nombre que tomó de su sucesor, el fugaz Juan Pablo I, un Papa al que estaba muy unido y sobre cuya muerte hay múltiples teorías conspiranoicas. Primer papa no Italiano del S. XX, tuvo tres ideas claras en su papado:
- Lucha contra el comunismo.
- Duras críticas al aborto.
- Mejora  de las relaciones de la Iglesia católica con el judaísmo, el islam, la Iglesia ortodoxa , y la iglesia Anglicana.
En el primer punto salió claramente victorioso. Sus objetivos fundamentales fueron dos: la Europa del este e Iberoamérica. En el primero, su apoyo al sindicato Solidaridad del también polaco Lech Wałęsa , famoso en los ochenta por sus huelgas en la minería y su petición de elecciones libres, que luego ganaría con el apoyo de los EE.UU. fue sólo el primer paso para la caída del "telón de acero" y fin del bloque comunista que culminaría con la caída del Muro de Berlín.
En Iberoamérica la lucha (con su amigo Joseph Ratzinger luego Benedicto XVI) contra la Teología de la Liberación y la expansión del marxismo en países de Centroamérica como Nicaragua, Honduras o El Salvador, además de visitar Cuba por primera vez desde la llegada del "excomulgado" Fidel Castro al poder.
Juan Pablo II fue un papa viajero, hizo la friolera de 104 viajes fuera de Italia y se entrevistó con mandatarios de todo pelaje y religión. Esa cercanía con la gente fue lo que pudo haberle costado la vida el 13 de mayo de 1981, cuando Mehmet Ali Ağca disparó contra el Papa, mientras éste se desplazaba por la Plaza de San Pedro en un vehículo abierto. El pontífice fue herido en la mano, brazo y abdomen pero sobrevivió. También sufrió otro intento al año siguiente, en su visita a Fátima (Portugal) cuando Juan María Fernández Krohn, sacerdote español armado con una bayoneta entró en su dormitorio, finalmente fue reducido por los miembros de la seguridad papal.
Papa muy querido por la mayoría de los católicos, no escapó a la polémica por su condena del "aborto, la anticoncepción y la fecundación artificial, en aras a la defensa de la vida y la familia." 

19 abr 2014

Ocana u Ocaña

Ocaña en primer plano, a la izquierda J. M. Fuente
La vida de Jesús Luis Ocaña Pernía, (Cuenca, 1945 - Mont-de-Marsan, 1994) es la de un deportista marcado casi tanto por la fatalidad como por el éxito, sobre la bicicleta y en su vida personal.
Ocaña emigró con su familia siendo un niño a Francia, allí se formó como ciclista y comenzó a mostrar que era un fenómeno ya desde su época amateur donde logra el Gran Premio de las Naciones, prueba que también ganaría como profesional en 1971. Debuta como profesional 1968 y ese mismo año es campeón de España en ruta. Aunque corre para un equipo español (el Fagor), los franceses ven en él un nuevo ídolo ya que fue formado por preparadores galos y lo fichan para el equipo BIC, mientras en España todo el mundo se ilusiona con el "nuevo Eddy Merckx", ya que gana dos etapas de la Vuelta a España, la Midi Libre y la Vuelta Andalucía entre otras. En esta época le llaman en Francia Ocana y aquí Ocaña, como Dios manda.
En 1970, gana la Vuelta a España y al año siguiente es el gran favorito para desbancar al "Caníbal" en el Tour. Ocaña le saca más de siete minutos al belga antes de la etapa 14ª entre Revel-Luchon, pero en el descenso del Col de Mente se desata una espectacular tormenta de barro, granizo y agua que deja la carretera impracticable. Se cayeron los dos en la misma curva, primero pasó Merckx y no chocó contra ninguno de los mojones de hormigón que bordeaban la carretera, mientras que Ocaña se empotraba de lleno contra uno de ellos. Trató de incorporarse, pero el holandés Zoetemelk no tuvo tiempo de frenar cuando se encontró una mancha amarilla en medio de la carretera. Lo remató, ya no intentó levantarse más. Esa etapa la ganó el español J. M. Fuente, pero nadie se dio cuenta, ni siquiera los miles de españoles que se concentraban desde el Portillon hasta la meta de Luchon, con pancartas para un Ocaña que no llegaba. Lo pagaron con el pobre Eddy, tan afectado como ellos, al que insultaron, escupieron y apedrearon. Al día siguiente Merckx no se puso el jersey de líder, gesto de caballero.
Dos años después Ocaña se toma su revancha, gana con facilidad el Tour (y seis etapas) y saca un porrón de minutos al segundo...aunque Merckx no participa. La mala suerte volvió a hacer acto de presencia pero sólo fue un susto: sufrió una caída en las primeras etapas al cruzarse un perro. Por fortuna salió ileso. Ese 1973 es su año triunfal: Semana Catalana, Dauphiné Libéré (por tercera vez), Vuelta al País Vasco, Volta a Cataluña...en el Campeonato del Mundo celebrado en Barcelona llega a la última vuelta formando un grupo con Merckx, el también belga Maertens y el italiano Gimondi. Ocaña sólo pudo terminar tercero, Merckx cuarto y el astuto italiano se aprovecha de la indecisión de ambos para ser campeón. El resto de su carrera es una curva descendente en la que destaca un segundo puesto en la Vuelta '76.
Ocaña, Merckx y Poulidor
Luego se dedicó a participar en pruebas automovilísticas de velocidad y sus vinos, pero tampoco le acompañó ahí la suerte. Un grave accidente en 1979 casi le cuesta la vida y sus negocios vinícolas no funcionaron como esperaba. En los 80 Ocaña da su apoyo al partido de Jean Marie Le Pen, de extrema derecha y se muestra muy crítico con el gobierno francés. Nunca llegó a sentirse cómodo como francés, pues no nació allí, ni como español, pues aquí no gozó de las mismas simpatías del público como Bahamontes, Fuente o Perico Delgado, pese a ser uno de los pocos (junto a Induráin) que ganó la prueba por etapas más importante del mundo. El mejor ejemplo de la fugacidad de su fama fue que en Miranda de Ebro pusieron su nombre a un puente ferroviario, puente que ha sido derribado y con él su recuerdo.
En 1994, acuciado por las deudas, en proceso de divorcio y con una enfermedad hepática, Luis Ocaña se quita la vida de un disparo en su casa de Mont-de-Marsan.
No obstante, el gobierno (socialista) español tuvo el buen detalle de concederle la Real Orden del Mérito Deportivo (a título póstumo) en 2008. Un acto de justicia para un grandísimo campeón que mereció mejor suerte en todos los aspectos.

12 abr 2014

No diga cine, diga Coppola (y III)

Se me ha ido un poco de las manos el repaso a la filmografía de Coppola, así que hoy termino (aprovechando que esta semana ha cumplido 75 años) con sus películas, las que abarcan desde los años 90 hasta hoy. Espero no haber sido pesado pero realmente este hombre es claramente uno de los mayores talentos que ha dado el cine en su historia y se merece esto y menos.
Con una situación financiera calamitosa, Coppola comienza la última década del siglo XX tragándose su orgullo y aceptando dirigir con su "amigo" Robert Evans la tercera parte de "El Padrino". Se vuelven a unir todos los que están vivos (todos, salvo John Cazale y Richard S. Castellano, alias Clemenza), el guionista Mario Puzo, el operador Gordon Willis y hasta Sofía Coppola, que era un bebé en la primera parte. Robert Duvall pidió mucha pasta y lo "mataron" siendo sustituido por George Hamilton. El resultado, sin llegar al nivel de las anteriores, es magistral: un film trágico, sin esperanza, violento, lúgubre y oscuro (casi ni se les ve a veces) desesperanzado pese a que llegamos a imaginar un final feliz...algo imposible. Destaco por encima de todos a Andy García, digno heredero, chulesco, aún más violento que Michael y un Al Pacino envejecido para la ocasión, depresivo, enfermo y sin fuerzas que fracasa en todo lo que se propone. Un brillante final para una obra inmortal.
Coppola logra un gran éxito comercial y recupera (en parte) el prestigio perdido lo cual le lleva a dirigir "Drácula, de Bram Stoker" (1992) adaptación muy personal del mito vampírico. Rodada en decorados espectaculares y vistosos, es el lado romántico más que el sobrenatural el que le interesa al realizador de Detroit. Una vez más saca buen provecho de los actores, camaleónico Gary Oldman y adorable Wynona Rider, aunque el resultado es algo irregular a veces, excesivo y un pelín atropellado en sus escenas finales. Da la sensación de que quiso ofrecer espectáculo pues no confiaba en que el romanticismo y el morbo fueran suficientes. Con todo es su último gran film, su canto del cisne y su última gran producción.
Tras años intentado levantar su siguiente proyecto "Megalopolis", Coppola trata de realizar un par de films de encargo que mejoren su imagen en la industria: el primero es "Jack" (1996) un film masacrado por crítica y público en el que retoma el tema del personaje adelantado a su tiempo, en este caso Robin Williams es un niño con una enfermedad que le hace crecer físicamente a un ritmo anormal, con el consiguiente drama. El resultado no me parece tan horrible como se dijo, pero sí es cierto que es algo plomiza, escasa de humor y demasiado melosa. Una bella Jennifer López y algún gag aislado (¡con Bill Cosby!) animan la desanimada función.
El segundo fue "Legítima defensa" (1997), adaptación de la novela del por entonces exitoso John Grisham y cuenta la historia de un joven recién licenciado en derecho, que se enfrenta a un prestigioso bufete, el cual trabaja al servicio de una compañía médica de seguros. El abogado (Matt Damon) lleva la demanda de un joven moribundo, al que su seguro deja sin cobertura médica. Coppola rueda impecablemente este thriller, con buen ritmo y grandes trabajos actorales, especialmente los secundarios (Claire Danes, Danny De Vito, Mickey Rourke, Jon Voight y la veterana Teresa Wright) ofreciendo un sólido entretenimiento y alguna escena memorable.
Desde entonces no he vuelto a ver nada de Coppola, sus tres últimos trabajos - El hombre sin edad (2007), Tetro (2009) y la extrañísima Twixt (2011) - han sido estrenados de tapadillo y sin demasiado éxito aunque con buenas críticas en general. Son films modestos en presupuesto pero ambiciosos y personales, Coppola asegura que "ahora hago el cine que quería hacer cuando era joven".  Esperemos que su próximo y ambicioso proyecto de tres películas salga adelante, sus fans estamos expectantes.

5 abr 2014

Ficción, ciencia y reflexión

Herbert George Wells (Bromley, 1866 - Londres, 1946)  más conocido como H. G. Wells es considerado uno de los escritores modernos más visionarios y con el francés Julio Verne, el de mayor éxito en lo que al género de aventuras y fantasía se refiere, desde finales del S. XIX hasta bien entrado el XX.  De gran capacidad creadora y originalidad temática, se graduó en biología en la Normal School of Science de Londres lo cual influye en su visión realista de la vida y mantienen una firme creencia en la capacidad del hombre para servirse de la tecnología como medio para mejorar las condiciones de vida de la humanidad.
Pero esto tiene matices, mientras Verne es más denso y más fiel a la realidad "científica" Wells va poco a poco dejando paso más a la fantasía y es claramente uno de los primeros autores del género de ciencia-ficción. Su prosa es ágil, sus novelas cortas y tremendamente entretenidas, nada discursivas (no he leído sus obras más sociológicas, que ocupan sus últimos años) pero que dejan poso e invitan a la reflexión. Comentamos a continuación tres de sus más famosas obras:
La isla del Dr Moreau (1986)
Tras el éxito logrado con La máquina del tiempo (1895) Wells se embarcó en una novela más ambiciosa y menos aventurera. "La isla del Dr Moeau" cuenta la historia en primera persona de Edward Prendick, quien naufraga en el océano y es resacatado por un barco. Gracias a la intermediación de un médico llamado Montgomery el protagonista no es abandonado a su suerte y es acogido en la siniestra isla por el Dr del título. Allí, con una graduada y estudiada tensión, el autor nos muestra los siniestros experimentos de Moreau que "juega a ser Dios" y se muestra un visionario precedente de lo que luego sería la ingeniería genética. Realmente dura, muy violenta (hay descripciones que incluso leídas hoy impresionan) nos muestra lo peligrosos que son los experimentos cuando se escapan de las manos y la imposibilidad de controlar la naturaleza y los instintos animales. Muy impactante, deja un poso amargo y puede ser entendida como crítica a la propia sociedad moderna y al uso poco ético de los experimentos "en nombre del progreso".
El hombre invisible (1897) 
Como en casi todas las obras de Wells, el protagonista es un científico, un adelantado a su tiempo que primero choca con la incomprensión de sus semejantes, bien descritos en la humorística visión que se da de los habitantes de la Inglaterra rural, tipos simples y algo mezquinos. Pero poco a poco Griffin se vuelve más y más paranoico, más violento e irascible cuando descubre la incomodidad de su invisibilidad (sólo es invisible si está desnudo y no puede revertir su estado), llegando a tener delirios de grandeza y megalomanía que le hacen caer en el crimen. Es un historia más ligera que la anterior aunque igualmente perturbadora por lo que tiene de fantasía que todo hombre ha tenido alguna vez. Los golpes de humor que provocan algunas fechorías del protagonista y el sensacional arranque, con la llegada del misterioso protagonista a la posada, son lo mejor porque en mi caso y pese a lo malvado que es Griffin, uno no puede evitar simpatizar con él...quizá yo también tenga algo de villano megalómano.
La guerra de los mundos (1898)
Obra capital en la historia de la literatura no solo por su propio valor sino también por lo que tiene de profético sobre la tecnología aplicadas a las guerras que en el siglo siguiente asolaron Europa. Narra, como es bien sabido, una invasión extraterrestre desde el punto de vista de un escritor científico, quien cuenta todo como si se tratase de un periodista lo que da mayor riqueza al relato y permite reflexiones y especulaciones sobre los motivos y consecuencias para la humanidad (en este caso Reino Unido) de la invasión por parte de un ejército exterior muy superior tecnológicamente. No sale muy bien parada la fauna humana que habita la novela, ni la ingenua comunidad científica, ni el personaje del artillero, ni el del cura que no hace otra cosa sino limitar las posibilidades de supervivencia del protagonista, hombre desesperado pero perseverante en la búsqueda de su esposa. Es el hombre y no los marcianos el verdadero protagonista, pues cuando una situación excepcional lo libera de los condicionantes sociales, el ser humano se transforma por completo. El final, no por esperanzador, evita que olvidemos la pesadilla vivida... que puede repetirse.