9 mar 2013

Renault: los coches de nuestra vida

Según forocoches, probablemente el sitio de internet más útil del mundo (dónde puedes encontrar desde consejos sobre cómo arrancar un coche sin batería hasta cómo escribir un discurso de boda) el coche que es remolcado por el Citroën C4 es un RENAULT-7 (siete escrito con letras en España) modificado lo cual me recuerda el viejo y entrañable R-7 color crema de mi padre. Con sus cuatro marchas, su radio que se escuchaba de pena, sus asientos con funda de tela, su estruendoso freno de mano y sus elevalunas manuales.
Hace ya muchos años que pasó a mejor vida, el pobre dormía en la calle, se me encogía el corazón al ver las nevadas, heladas e inclemencias meteorológicas de todo tipo que tuvo que soportar. Había que cambiarle las luces, los limpias, las ruedas, incluso la batería; le costaba arrancar un mundo los días de frío (había que dejarlo caer cuesta abajo y soltar el embrague) pero su motor era inacabable.
RENAULT se instaló en España en los 60 y ayudó, como la Citroën en Galicia, la Ford en Valencia, la OPEL en Zaragoza y SEAT en Barcelona, al desarrollo económico de nuestro país. Hay un antes y un después en Valladolid desde el aterrizaje de la marca francesa en la península.
Pero yo he venido a hablar aquí de los automóviles que han marcado nuestras vida y que para los que ya cumplimos unas décadas no podemos evitar recordar con nostalgia. Los Renault fueron muchos años los únicos competidores de los SEAT (menos resistentes y con tendencia a calentarse) en nuestro país, salvo coches de importación claro, y uno no puede evitar dejar escapar una lagrimilla por el R-4, el entrañable "cuatro latas" que tenía el cambio de marchas en el salpicadero; el R-8, uno de los primeros utilitarios de éxito, con motor trasero y esos faros tan característicos; el R-12, del cual guardo un recuerdo imborrable de un viaje Valladolid-La Antilla (Huelva) en 1986: simplemente diré que las curvas de Béjar eran poco aptas para cardíacos, que Extremadura tenía carreteras manifiestamente mejorables y que al llegar a mi destino tuve la tentación de imitar al entonces Papa Juan Pablo II y besar el suelo que nunca creí volver a pisar. Los ingenieros franceses de Renault, cuando visitaban España siempre decían lo mismo "coches dugos, caguetegas dugas".
Mi primer coche fue un Super 5 Triana tres puertas: una maravilla de motor, fácil de aparcar con amigos fuertes capaces de moverlo empujones y con muchas historias que contar pese a que el viaje más largo lo hizo a Salamanca. Luego vinieron el R-19 Chamade con su radiocassette, su A.C. y sus cómodos asientos, eran ya otros tiempos. Toda una experiencia fue montar en un Renault Alpine, uno de los escasos, si no el único deportivo de la marca.
Renault Fuego
Nostante, tengo una espinita clavada: mi coche favorito en la niñez, el Renault Fuego. Nunca he conducido uno, ahora han pasado a ser clásicos y hacer con uno de estos curiosos vehículos está al alcance de unos pocos. Pese a todo no pierdo la esperanza de algún día hacerme con uno. Somos confiantesh.
Ahora se puede seguir siendo fiel a la marca del rombo con los Nissan (el 44% es de Reanult), los Dacia remanos.
Y usted, lector constante, ¿cuál es el automóvil de su vida?

NOTA: el autor no ha cobrado nada de Reanult por este texto, cosa que Renault debería agradecer.

5 comentarios:

El Pera dijo...

Como se suele decir, espero que el coche de mi vida "esté por llegar". Mientras tanto, confío (más bien sueño) en que tenga forma de Aston Martin Vanquish (http://es.wikipedia.org/wiki/Aston_Martin_Vanquish).

Volviendo a la realidad, tengo que quedarme con mi "viejo y querido" [copyright Relanyo] Peugeot 106, el coche más básico que te puedas imaginar, que ni radio tenía y hubo que "arrancársela" al tipejo del concesionario con la expeditiva amenaza de irnos a la competencia si no tenía ni ese mínimo detalle.

Todavía andaría si no fuera por culpa de un manazas que chocó contra él y le destrozó un lateral. También contribuyó no poco a su pérdida el demencial sistema de seguros que padecemos en este país, según el cual si el coste de la reparación excede el valor de mercado del coche, te conceden éste, un pequeño plus para compensar la "pérdida de utilidad" y arreando.

Como resultado, un coche que cumplía perfectamente se vio sustituído por un puñado de calderilla con el que no te comprabas otro coche en el mismo estado ni jarto vino.

Pena me dio perder mi 106, oyes...

P.D.: Muy bueno aquel viaje a Salamanca, pese a todo. Pudo ser (mucho) peor si pensamos en quien fue el "organizador"...

Dacosica dijo...

Yo pasé miedo en aquel viaje por la niebla, pero tienes razón, lo recuerdo con cariño.
Todos compramos una moto que sabemos dónde aparcar.

Ignacio Javier Ruano Regalado dijo...

Muy bueno el post recordando tiempos antiguos y como hemos evolucionado.

Me acuerdo tambien de aquellos tiempos y los miticos viajes....y ojo lo dice uno que al haber vivido en varios sitios de España se ha recorrido la peninsula de cabo a rabo (con perdon) Asi me acuerdo del mitico Seat 127 rojo de mi padre, como aguanto viajes y viajes, luego sustituido por el gran Talbot Solara Escorial, que heredere unos cuantos años despues, siendo mi primer coche con el que tuve grandes aventuras (muchas compartidas por los amigos) hasta que tuve que llevarlo al desguace (los kilometros y la calle lo mataron), pasando a mi querido y añorado Peugueot 406, que mi padre compro y yo herede y destroce, el "coche de mi vida" o mejor dicho "el coche que me dio la vida", todavia hoy su recuerdo me emociona...., hasta el actual Audi A-4 compañero infatigable de viaje que espero que dure mucho tiempo.

Si la verdad que la evolución es la leche desde el Seat 127 a el Audi A-6 de mi padre de hoy, como hemos cambiado y como han evolucionado los coches,....me has dado una ideaca para escribir un dia en el blog....

Por referencias... yo solo dije lo que habia en el evento salmantino, puedo reconocer que vendi la moto tal y como me la vendieron a mi... incluso tambien me pude sentir estafado, asi las quejas a los organizadores....que como bien decis segun quien era el "organizador" pudo ser peor....

El Pera dijo...


Nacho: creo que nadie te responsabiliza a ti.

Yo al menos te tengo por otra víctima inocente de los chapuceros tejemanejes del auténtico liante de aquella noche, de la cual, por otro lado y pese a todo, repito que tengo un gran recuerdo.

P.D.: como olvidar tu Talbot. Todavía recuerdo aquel viaje de vuelta desde Rodilana. Seguramente el Jes no lo haya olvidado tampoco...





Mr. X dijo...

Del Renault Fuego teníamos un coche de juguete!!!!

jejejeje, sí era genial ;)