March Madness, es el nombre coloquial con que se conoce el torneo universitario norteamericano durante el mes de marzo, con 68 equipos jugándose el todo o nada en eliminatorias a único partido llegar a la Final Four: sólo cuatro elegidos que en un fin de semana deciden el título. Muchos favoritos se quedan por el camino, no hay gloria para los débiles...que encima tienen los exámenes finales en un mes.
En España, este marzo desapacible, primero de nieve y luego de lluvia ha dejado al Blancos de Rueda Valladolid, sin jugadores americanos, hartos de no cobrar (a Ewing le deben todavía el billete de avión desde EE.UU.); sin presidente, dimitido y con negros nubarrones sobre su futuro económico. Pero cuando todo está en contra, algunos sacan fuerzas de flaqueza y salvan los muebles: con diez victorias, rozando la permanencia, el C.B. Valladolid se niega a rendirse (deportivamente hablando) y lucha por lograr mantenerse en la élite. Jugadores veteranos (Grimau, Montañez), otros que esperan despuntar (Cizauskas, O'Learly), recién llegados (Porta), gente de la casa (Nacho Martín, Izquierdo), y algún jugador contrastado (Sinanovic) más la fe del entrenador Roberto González se va logrando, con buen juego, acercarse al objetivo. Luego, Dios dirá.
El Real Madrid, sin problemas económicos, se está hundiendo: con la increíble derrota en Copa del Rey ante el Farselona comenzó una cuesta abajo sin frenos, que siguió con las increíbles derrotas contra Unicaja en Euroliga y Tenerife (¡recién ascendido!) en Liga y que culminó ayer con la derrota ante el CSKA. Pero todo lo bueno hecho antes le permite vivir de las rentas en Liga (líder destacado) y a una victoria de lograr la ventaja campo en los play-off de Euroliga.
Losa (perdón, Laso) ha construido un buen equipo pero con carencias, las cuales, añadidas a su falta de liderazgo y experiencia empiezan a pasarle factura: Llull está desconocido, Sergio Rodríguez está loco y Rudy va a lo suyo. Sin gente de calidad en el juego interior salvo el intermitente Begic, todo depende del día que tengan Carroll o Mirotic y últimamente no tienen casi nunca, el día. Draper, base cabal y serio espera su turno...le van a salir telarañas.
Marzo acaba mal, pero por suerte tiene abril y mayo para arreglarlo, como unos malos estudiantes que se han relajado antes de tiempo deben sacar lo mejor de sí mismos y ganar algo de aquí al final de temporada. De ellos depende.
Lo dicho, marzo loco.
29 mar 2013
23 mar 2013
Yo elegí no elegir la vida
[Atención, en el siguiente texto se destripa completamente la trama del film]
Cuando pienso en la Gran Bretaña en los años 90 - que pronto estarán de moda, dacosica avisa - pienso en cinco nombres: Lady Di, Tony Blair, Oasis, Paul Gascoine y Trainspotting. La adaptación cinematográfica de la novela de Irvine Welsh es uno de los films referenciales de aquellos años y junto a "Pulp Fiction", el más recordado por los jóvenes de la época.
La película toma el título de la expresión británica trainspotting, que hace referencia a la afición de ver pasar trenes pero también debe tener otros significados, probablemente relacionados con la heroína.
La trama es de sobra conocida: Renton (Ewan McGregor) es un drogadicto pero no lo es por problemas familiares o sociales sino por elección. El círculo cercano de Renton lo forman: un amoral fan de James Bond, Sick Boy (Jonny Lee Miller); un chico sano y deportista, Tommy (Kevin McKidd); el ingenuo y simpático Spud (Ewen Bremner) y el violento Francis Begbie (Robert Carlyle). Sick Boy, Spud y Renton son herionómanos, y pasan todo el tiempo inyectándose la droja que les ofrece su amigo Swanney (Peter Mullan).
A ellos se une una sensual "Lolita" (Kelly McDonald) a la que Renton conoce en uno de los escasos momentos en los que está desenganchado aunque, como se ve en el film, nunca llega a dejarlo del todo. Tommy acaba enganchándose a la heroína cuando su novia le deja tras un pequeño incidente con una grabación de vídeo casera y será finalmente Renton al único que logre dejar atrás su vida y a sus "amigos" mediante un engaño con las drogas (como no) de por medio.
Al margen de sus excelentes y rotundos diálogos (aquí), de su vistosa puesta en escena (influida por la estética del videoclip) y de su conocida banda sonora, destaca la sensación de autenticidad en cuanto a la descripción de una juventud nada "comprometida", nihilista hasta la autodestrución, de vuelta de todo antes de tiempo y absolutamente egoísta. Una visión quizás exagerada pero creo que más próxima a la realidad que el tópico "generación mejor preparada de la historia" tan poco creíble actualmente. Puro "realismo sucio", ver escena del W.C., sazonado con un negrísimo sentido del humor, algo que los británicos bordan siempre.
El director es el oscarizado (Slumdog Millionaire) Danny Boyle, que tras dar tumbos por Hollywood con filmes como "La playa" (2000), enfadarse con McGregor por elegir a DiCaprio y rodar un interesante film apocalíptico ("28 días después") es uno de los directores más solicitados tras "127 horas" (2010). Para mi nunca ha llegado al nivel de "Trainspotting" aunque fue el brillante director de la ceremonia de inauguración de los XXX Juegos Olímpicos que tuvo lugar en Londres el año pasado.
Cuando pienso en la Gran Bretaña en los años 90 - que pronto estarán de moda, dacosica avisa - pienso en cinco nombres: Lady Di, Tony Blair, Oasis, Paul Gascoine y Trainspotting. La adaptación cinematográfica de la novela de Irvine Welsh es uno de los films referenciales de aquellos años y junto a "Pulp Fiction", el más recordado por los jóvenes de la época.
La película toma el título de la expresión británica trainspotting, que hace referencia a la afición de ver pasar trenes pero también debe tener otros significados, probablemente relacionados con la heroína.
La trama es de sobra conocida: Renton (Ewan McGregor) es un drogadicto pero no lo es por problemas familiares o sociales sino por elección. El círculo cercano de Renton lo forman: un amoral fan de James Bond, Sick Boy (Jonny Lee Miller); un chico sano y deportista, Tommy (Kevin McKidd); el ingenuo y simpático Spud (Ewen Bremner) y el violento Francis Begbie (Robert Carlyle). Sick Boy, Spud y Renton son herionómanos, y pasan todo el tiempo inyectándose la droja que les ofrece su amigo Swanney (Peter Mullan).
A ellos se une una sensual "Lolita" (Kelly McDonald) a la que Renton conoce en uno de los escasos momentos en los que está desenganchado aunque, como se ve en el film, nunca llega a dejarlo del todo. Tommy acaba enganchándose a la heroína cuando su novia le deja tras un pequeño incidente con una grabación de vídeo casera y será finalmente Renton al único que logre dejar atrás su vida y a sus "amigos" mediante un engaño con las drogas (como no) de por medio.
Al margen de sus excelentes y rotundos diálogos (aquí), de su vistosa puesta en escena (influida por la estética del videoclip) y de su conocida banda sonora, destaca la sensación de autenticidad en cuanto a la descripción de una juventud nada "comprometida", nihilista hasta la autodestrución, de vuelta de todo antes de tiempo y absolutamente egoísta. Una visión quizás exagerada pero creo que más próxima a la realidad que el tópico "generación mejor preparada de la historia" tan poco creíble actualmente. Puro "realismo sucio", ver escena del W.C., sazonado con un negrísimo sentido del humor, algo que los británicos bordan siempre.
El director es el oscarizado (Slumdog Millionaire) Danny Boyle, que tras dar tumbos por Hollywood con filmes como "La playa" (2000), enfadarse con McGregor por elegir a DiCaprio y rodar un interesante film apocalíptico ("28 días después") es uno de los directores más solicitados tras "127 horas" (2010). Para mi nunca ha llegado al nivel de "Trainspotting" aunque fue el brillante director de la ceremonia de inauguración de los XXX Juegos Olímpicos que tuvo lugar en Londres el año pasado.
TÍTULO ORIGINAL | Trainspotting |
---|---|
AÑO | 1996 |
DURACIÓN | 90 min. |
PAÍS
| Gran Bretaña |
DIRECTOR | Danny Boyle |
GUIÓN | John Hodge (Novela: Irvine Welsh) |
MÚSICA | Varios |
FOTOGRAFÍA | Brian Tufano |
REPARTO | Ewan McGregor, Robert Carlyle, Jonny Lee Miller, Ewen Bremner, Kelly MacDonald, Kevin McKidd, Peter Mullan, James Cosmo, Eileen Nicholas, Susan Vidler, Pauline Lynch |
PRODUCTORA | Channel Four Films / Figment Film / The Noel Gay Motion Picture Company |
14 mar 2013
Cuentas claras en JOE'S
Por Alejandro Tejerina Gutiérrez
La noche
pintaba mal y a mí nunca me ha gustado pasear por la calle sin sombrero.
Olvidado en el amplio ropero de Brady Allison, mi último y generoso cliente,
bien podía esperar por mí. Había salido huyendo de aquella fiesta de pijos, así
que regresaría por él al día siguiente. Mientras llegaba el nuevo amanecer decidí
refugiar mi alopecia en Joe’s. Suelo dejarme caer por Joe’s porque es el tipo
de lugar donde puedes pedir lo de siempre y eso es exactamente lo que te sirven
ante tus preciosas narices. El nombre en el letrero luminoso obedecía a un
apego económico a lo tradicional, ya que el local de Joe había pasado a manos
de Carl hacía una década; de Carl pasó a Stew, y de Stew al dueño actual, Slim
Tim. Slim era el tipo más idiota que haya regentado un garito jamás. Pensaba
que yo tenía estilo, y solo los más tirados del barrio piensan eso de mí. Tenía
más cuentas sin pagar que el gobernador, pero la mayoría eran de la pasma, así
que nunca le cerraban. Slim era un tonto, sí, pero con suerte. Y hablando de
suerte…
Eché un
vistazo al periódico y comprobé que había tirado a la basura otro puñado de
dólares en las carreras. Imaginé que mi contable estaría bufando. Speedy Taylor
no era una apuesta inteligente pero yo siempre me he dejado llevar por los
pálpitos, y aunque me han ayudado a resolver la mayoría de mis casos no terminan
de hacerme millonario. Decidí que si al día siguiente recibía una llamada
hostil por parte de mi contable le daría la patada de una vez por todas.
Porque, ¿para qué narices necesitaba yo un contable?
—¿Lo de
siempre?
—Tú sí que
sabes, Slim. A propósito, ¿quién es la pelirroja que está animando el ambiente
con sus ronquidos al final de la barra?
—No lo sé.
Es la primera vez que viene por aquí. Solo ha tomado un sorbito de whisky y
mira en qué estado se encuentra. Lleva así un par de horas. Creo que ya va
siendo hora de que regrese a casa.
—Si no
sabes cómo despertarla, te daré un consejo: pínchale con el primer palillo con aceituna
ensartada que encuentres.
Tuve que
sonreír. Slim es de esos tipos a los que hay que explicarles cuándo uno está de
broma. Slim me devolvió la sonrisa y me dejó solo.
—¿Qué
miras, encanto? —me dirigía ahora a Tony el tuerto, que no dejaba de observarme
desde la mesa de billar con la mandíbula prieta. Llevaba meses queriendo darme
un puñetazo en toda la cara. Consideraba que haber ayudado a enchironar a su
hermano era una buena razón para ello.
«Mala
noche para lucir palmito por aquí, chaval», pensaba mientras esperaba a que
Slim regresara con el néctar de los dioses al son del tamborileo de mis dedos
sobre la barra. Llevaban un ritmo tan endiablado que el mismísimo Duke
Ellington hubiera sentido envidia.
Tony no me
quitaba el ojo de encima, y yo estaba dispuesto a proteger el bonito rostro del
niñito de mi madre. Al menos hasta mañana. Abandonó el taco sobre la mesa, se
acercó a la barra y dejó caer su enorme trasero en el taburete contiguo al de
la bella pelirroja durmiente.
—¿Es tu
novia, Tony? Tu mamá debe estar contenta.
No respondió;
se limitó a seguir lanzándome dardos imaginarios con el ojo sano. Slim había
advertido el denso tufo a pelea que flotaba en el ambiente y no se atrevía a
salir de dondequiera que estuviera. Finalmente Tony decidió abandonar su
hieratismo alargando su peluda manaza en dirección al cenicero de mármol.
Empecé a pensar que Slim no era tan idiota después de todo.
Publicado con el permiso del autor
9 mar 2013
Renault: los coches de nuestra vida
Según forocoches, probablemente el sitio de internet más útil del mundo (dónde puedes encontrar desde consejos sobre cómo arrancar un coche sin batería hasta cómo escribir un discurso de boda) el coche que es remolcado por el Citroën C4 es un RENAULT-7 (siete escrito con letras en España) modificado lo cual me recuerda el viejo y entrañable R-7 color crema de mi padre. Con sus cuatro marchas, su radio que se escuchaba de pena, sus asientos con funda de tela, su estruendoso freno de mano y sus elevalunas manuales.
Hace ya muchos años que pasó a mejor vida, el pobre dormía en la calle, se me encogía el corazón al ver las nevadas, heladas e inclemencias meteorológicas de todo tipo que tuvo que soportar. Había que cambiarle las luces, los limpias, las ruedas, incluso la batería; le costaba arrancar un mundo los días de frío (había que dejarlo caer cuesta abajo y soltar el embrague) pero su motor era inacabable.
RENAULT se instaló en España en los 60 y ayudó, como la Citroën en Galicia, la Ford en Valencia, la OPEL en Zaragoza y SEAT en Barcelona, al desarrollo económico de nuestro país. Hay un antes y un después en Valladolid desde el aterrizaje de la marca francesa en la península.
Pero yo he venido a hablar aquí de los automóviles que han marcado nuestras vida y que para los que ya cumplimos unas décadas no podemos evitar recordar con nostalgia. Los Renault fueron muchos años los únicos competidores de los SEAT (menos resistentes y con tendencia a calentarse) en nuestro país, salvo coches de importación claro, y uno no puede evitar dejar escapar una lagrimilla por el R-4, el entrañable "cuatro latas" que tenía el cambio de marchas en el salpicadero; el R-8, uno de los primeros utilitarios de éxito, con motor trasero y esos faros tan característicos; el R-12, del cual guardo un recuerdo imborrable de un viaje Valladolid-La Antilla (Huelva) en 1986: simplemente diré que las curvas de Béjar eran poco aptas para cardíacos, que Extremadura tenía carreteras manifiestamente mejorables y que al llegar a mi destino tuve la tentación de imitar al entonces Papa Juan Pablo II y besar el suelo que nunca creí volver a pisar. Los ingenieros franceses de Renault, cuando visitaban España siempre decían lo mismo "coches dugos, caguetegas dugas".
Mi primer coche fue un Super 5 Triana tres puertas: una maravilla de motor, fácil de aparcar con amigos fuertes capaces de moverlo empujones y con muchas historias que contar pese a que el viaje más largo lo hizo a Salamanca. Luego vinieron el R-19 Chamade con su radiocassette, su A.C. y sus cómodos asientos, eran ya otros tiempos. Toda una experiencia fue montar en un Renault Alpine, uno de los escasos, si no el único deportivo de la marca.
Nostante, tengo una espinita clavada: mi coche favorito en la niñez, el Renault Fuego. Nunca he conducido uno, ahora han pasado a ser clásicos y hacer con uno de estos curiosos vehículos está al alcance de unos pocos. Pese a todo no pierdo la esperanza de algún día hacerme con uno. Somos confiantesh.
Ahora se puede seguir siendo fiel a la marca del rombo con los Nissan (el 44% es de Reanult), los Dacia remanos.
Y usted, lector constante, ¿cuál es el automóvil de su vida?
NOTA: el autor no ha cobrado nada de Reanult por este texto, cosa que Renault debería agradecer.
Hace ya muchos años que pasó a mejor vida, el pobre dormía en la calle, se me encogía el corazón al ver las nevadas, heladas e inclemencias meteorológicas de todo tipo que tuvo que soportar. Había que cambiarle las luces, los limpias, las ruedas, incluso la batería; le costaba arrancar un mundo los días de frío (había que dejarlo caer cuesta abajo y soltar el embrague) pero su motor era inacabable.
RENAULT se instaló en España en los 60 y ayudó, como la Citroën en Galicia, la Ford en Valencia, la OPEL en Zaragoza y SEAT en Barcelona, al desarrollo económico de nuestro país. Hay un antes y un después en Valladolid desde el aterrizaje de la marca francesa en la península.
Pero yo he venido a hablar aquí de los automóviles que han marcado nuestras vida y que para los que ya cumplimos unas décadas no podemos evitar recordar con nostalgia. Los Renault fueron muchos años los únicos competidores de los SEAT (menos resistentes y con tendencia a calentarse) en nuestro país, salvo coches de importación claro, y uno no puede evitar dejar escapar una lagrimilla por el R-4, el entrañable "cuatro latas" que tenía el cambio de marchas en el salpicadero; el R-8, uno de los primeros utilitarios de éxito, con motor trasero y esos faros tan característicos; el R-12, del cual guardo un recuerdo imborrable de un viaje Valladolid-La Antilla (Huelva) en 1986: simplemente diré que las curvas de Béjar eran poco aptas para cardíacos, que Extremadura tenía carreteras manifiestamente mejorables y que al llegar a mi destino tuve la tentación de imitar al entonces Papa Juan Pablo II y besar el suelo que nunca creí volver a pisar. Los ingenieros franceses de Renault, cuando visitaban España siempre decían lo mismo "coches dugos, caguetegas dugas".
Mi primer coche fue un Super 5 Triana tres puertas: una maravilla de motor, fácil de aparcar con amigos fuertes capaces de moverlo empujones y con muchas historias que contar pese a que el viaje más largo lo hizo a Salamanca. Luego vinieron el R-19 Chamade con su radiocassette, su A.C. y sus cómodos asientos, eran ya otros tiempos. Toda una experiencia fue montar en un Renault Alpine, uno de los escasos, si no el único deportivo de la marca.
Renault Fuego |
Ahora se puede seguir siendo fiel a la marca del rombo con los Nissan (el 44% es de Reanult), los Dacia remanos.
Y usted, lector constante, ¿cuál es el automóvil de su vida?
NOTA: el autor no ha cobrado nada de Reanult por este texto, cosa que Renault debería agradecer.
2 mar 2013
Las novelas de Philip K. Dick
Philip Kindred Dick, conocido como Philip K. Dick (1928-1982) , aparte de un prolífico escritor de relatos cortos (más de 120), también nos dejó (pese a morir a los 53 años) una gran cantidad de novelas del género ciencia-ficción. Estas novelas tocaron todo tipo de temas: la exploración espacial, las realidades alternativas, la vida extraterrestre, incluso la existencia de Dios, todo ello desde una prosa ágil, directa como en sus relatos pero con cierta tendencia al desfase pues estamos hablando de una persona que decía tener problemas psicológicos y que reconoció en numerosas ocasiones haber sido consumidor de distintas sustancias estupefacientes. Aquí recogemos brevemente algunas de las más destacadas, todas excelentes y muchas premiadas en el momento de su publicación aunque, como ya dije aquí, no le dieron demasiado dinero al autor...en vida:
"Ojo en el cielo" (1957).
Historia muy original: durante una visita guiada al Desviador de Radiaciones protónicas del Bevatrón (no me pregunten que es eso) de Belmont, un grupo de ocho personas resulta accidentalmente afectado por un mega rayo energético. Mientras en el mundo "real" los ocho se encuentran aún tumbados en estado de schock, en diferentes y absurdos mundos paralelos creados a turno por cada uno de ellos, los afectados buscan la forma de salir y volver a la realidad. Cada mundo (mente) es distinto dependiendo de la edad, sexo, ideología y estado de ánimo del personaje. El último es en una rebelión de los proletarios ante la malvada explotación capitalista en plenos U.S.A. Divertido y muy entretenido, destila cierta mala leche. Un precedente de la serie "Lost".
"El hombre en el castillo" (1962). Primer gran éxito de Dick, premio Hugo, cuenta varias historias (un espía alemán, un hombre de negocios japonés, una mujer que busca al misterioso autor de una novela, dos obreros de San Francisco y un americano dueño de una tineda de antigüedades) que se entrecruzan en unos EE.UU. alternativos donde Alemania y Japón han ganado la la II G.M. No es de mis favoritas pero mantiene el interés y da la impresión de ser la más coherente y mejor estructurada de sus obras. Es una novela más introspectiva que de acción, donde cuentan más los pensamientos y motivaciones de los personajes que sus acciones.
"¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" (1968).
Novela que tiene muchas diferencias en la letra con respecto a su adaptación cinematográfica, la famosa "Blade Runner" (Ridley Scott, 1982), pero muchas semejanzas en el espíritu. La acción se sitúa en un Los Ángeles post-guerra nuclear, donde Rick Deckard, un ex-policía y experto cazador de recompensas, debe eliminar a un grupo de replicantes (androides en la novela) de última generación casi idénticos a seres humanos denominados Nexus 6. Una de las variaciones más interesantes es que en la novela Rachael y Pris son físicamente idénticas, lo cual hace dudar al Deckard, enamorado de Rachael. En el film ambas son interpretadas por dos actrices muy diferentes: Sean Young y Daryl Hannah. Además, surgen tensiones con un policía soviético (escrita en plena Guerra Fría) y aparece el personaje de la mujer del protagonista. Muy visionario es también el «Órgano de Ánimos Penfield», un aparato tecnológico que todo el mundo tiene y que induce emociones en los usuarios generando dependencia (¿los teléfonos móviles de hoy?). También hay un programa de TV que se emite 23h al día y que todo el mundo ve (¿"Sálvame"?).
"Ubik" (1969).
Gran novela, clamente inspiradora (junto a "Ojo en el cielo") del film de Christopher Nolan "Origen" (2010). El Joe Chip y su grupo viajan a la Luna con su jefe, cuya difunta esposa se mantiene artificialmente en un estado llamado semivida. Allí caen en una trampa de un magnate rival en la que muere su jefe. A la vuelta del grupo a la Tierra, una extraña regresión en el tiempo parece afectar a la realidad, y el producto "Ubik" parece anunciarse por todas partes y en las más variadas formas, Chip comienza a sospechar que quizá el muerto sea él mismo, o que quizá todo sea obra de una nueva agente con extraños poderes; o que tal vez, lo que les sucede no sea más que el producto de un gigantesco engaño.
La confusión entre sueño (¿muerte?) y realidad son los temas de esta gran novela que mantiene al lector enganchado y confuso hasta el final...y más allá. Rumores sobre la película.
"Fluyan mis lágrimas, dijo el policía" (1974) a mis palabras me remito. Sólo añadir lo claramente visionaria que esta novela respecto a la TV y el culto al "famoso", tema que trata sólo tangencialmente pero con precisión quirúrgica.
Grandes historias que como en toda buena ciencia-ficción, tienen reflejo en nuestra realidad presente, pasada y ¿futura?.
"Ojo en el cielo" (1957).
Historia muy original: durante una visita guiada al Desviador de Radiaciones protónicas del Bevatrón (no me pregunten que es eso) de Belmont, un grupo de ocho personas resulta accidentalmente afectado por un mega rayo energético. Mientras en el mundo "real" los ocho se encuentran aún tumbados en estado de schock, en diferentes y absurdos mundos paralelos creados a turno por cada uno de ellos, los afectados buscan la forma de salir y volver a la realidad. Cada mundo (mente) es distinto dependiendo de la edad, sexo, ideología y estado de ánimo del personaje. El último es en una rebelión de los proletarios ante la malvada explotación capitalista en plenos U.S.A. Divertido y muy entretenido, destila cierta mala leche. Un precedente de la serie "Lost".
"El hombre en el castillo" (1962). Primer gran éxito de Dick, premio Hugo, cuenta varias historias (un espía alemán, un hombre de negocios japonés, una mujer que busca al misterioso autor de una novela, dos obreros de San Francisco y un americano dueño de una tineda de antigüedades) que se entrecruzan en unos EE.UU. alternativos donde Alemania y Japón han ganado la la II G.M. No es de mis favoritas pero mantiene el interés y da la impresión de ser la más coherente y mejor estructurada de sus obras. Es una novela más introspectiva que de acción, donde cuentan más los pensamientos y motivaciones de los personajes que sus acciones.
"¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" (1968).
Novela que tiene muchas diferencias en la letra con respecto a su adaptación cinematográfica, la famosa "Blade Runner" (Ridley Scott, 1982), pero muchas semejanzas en el espíritu. La acción se sitúa en un Los Ángeles post-guerra nuclear, donde Rick Deckard, un ex-policía y experto cazador de recompensas, debe eliminar a un grupo de replicantes (androides en la novela) de última generación casi idénticos a seres humanos denominados Nexus 6. Una de las variaciones más interesantes es que en la novela Rachael y Pris son físicamente idénticas, lo cual hace dudar al Deckard, enamorado de Rachael. En el film ambas son interpretadas por dos actrices muy diferentes: Sean Young y Daryl Hannah. Además, surgen tensiones con un policía soviético (escrita en plena Guerra Fría) y aparece el personaje de la mujer del protagonista. Muy visionario es también el «Órgano de Ánimos Penfield», un aparato tecnológico que todo el mundo tiene y que induce emociones en los usuarios generando dependencia (¿los teléfonos móviles de hoy?). También hay un programa de TV que se emite 23h al día y que todo el mundo ve (¿"Sálvame"?).
"Ubik" (1969).
Gran novela, clamente inspiradora (junto a "Ojo en el cielo") del film de Christopher Nolan "Origen" (2010). El Joe Chip y su grupo viajan a la Luna con su jefe, cuya difunta esposa se mantiene artificialmente en un estado llamado semivida. Allí caen en una trampa de un magnate rival en la que muere su jefe. A la vuelta del grupo a la Tierra, una extraña regresión en el tiempo parece afectar a la realidad, y el producto "Ubik" parece anunciarse por todas partes y en las más variadas formas, Chip comienza a sospechar que quizá el muerto sea él mismo, o que quizá todo sea obra de una nueva agente con extraños poderes; o que tal vez, lo que les sucede no sea más que el producto de un gigantesco engaño.
La confusión entre sueño (¿muerte?) y realidad son los temas de esta gran novela que mantiene al lector enganchado y confuso hasta el final...y más allá. Rumores sobre la película.
"Fluyan mis lágrimas, dijo el policía" (1974) a mis palabras me remito. Sólo añadir lo claramente visionaria que esta novela respecto a la TV y el culto al "famoso", tema que trata sólo tangencialmente pero con precisión quirúrgica.
Grandes historias que como en toda buena ciencia-ficción, tienen reflejo en nuestra realidad presente, pasada y ¿futura?.
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