El humor gráfico de luto

La muerte reciente de Antonio Mingote (Sitges 1919-Madrid 2012) aparte de ser un hecho luctuoso en si mismo la parca nos priva de uno de los últimos grandes humoristas gráficos que ha tenido este país.
Académico de la lengua, autor de varios libros (no sólo de viñetas), dibujante de carteles, sus dibujos adornan no pocas fachadas y paredes del metro de Madrid, su ciudad de adopción, además de una edición especial "El Quijote", de la que se sentía especialmente orgulloso. Tan importante ha sido que hasta el más prestigioso premio de humor gráfico del país lleva su nombre.
Poco amigo de la notoriedad y las entrevistas en 1982 el mítico 1,2,3 le dedicó un programa, con decorados suyos pero al que se negó a asistir dada su enorme timidez y considerando que no merecía tal honor, aunque si acudió al año siguiente al programa dedicado a Rafael de Penagos.Antes, durante los últimos años del franquismo y la época de la transición, gente como Chumi Chumez, Gila, Manolo Summers, Perich, El Roto, Tono, Máximo, Forges o Peridis supieron mostrar la realidad que les rodeaba con acidez, de manera sutil (no quedaba otra), sorteando la censura y las críticas de los intolerantes. En este enlace hay algunos ejemplos.

Con la llegada de la democracia muchos de ellos se alinearon y mientras Perich, Peridis y Forges giraron "a la izquierda", Summers (acusado de rojo no hacía mucho) y el propio Mingote giraron "a la derecha", lo cual no evitó que todos sus compañeros le consideraban siempre el mejor, el más generoso, educado y elegante de todos.
Ya en los años 80 y 90 formó parte de la divertida tertulia radiofónica "El debate sobre el estado de la nación" del programa "Protagonistas" de Luis Del Olmo, junto a otros grandes como Tip, Coll, Ussia, Ozores o Chumi Chumez.
Aunque colaboró con numerosas publicaciones (La codorniz, Triunfo, Hermano Lobo, El Semanal, Blanco y Negro) fue siempre fiel a ABC, quien en numerosas ocasiones prefirió sus viñetas a la tradicional foto de portada.
Dijo un día Umbral que el ABC era Mingote y la grapa.
Mingote le respondió que gracias, en nombre de la grapa.