3 nov 2020

Brutos, sucios, malos

El Wimblendon F.C., saludando a la afición 
No nos engañemos: los malos resultan atractivos. Y si encima tienen éxito, más, solo hay que ver a nuestro presidente y su gobierno, mayor panda de mentirosos, hipócritas, traidores y déspotas no ha existido en la moderna democracia pero ahí está y cuentan (pese a la que está cayendo) con las simpatías de más de la mitad de la población. 

Así pues, combinando nostalgia y fascinación por los deportistas de carácter, dacosica le dedica esta entrada a cinco equipos de fútbol que, siendo justos, lograron justos triunfos debido a su esfuerzo y su calidad innata aderezado todo ello, eso sí, con un gusto por el "juego al límite" (eufemismo para no llamarles leñeros) que les hizo difícilmente superable. 

Estudiantes de la Plata, reyes de sudámerica y de las encerronas. 

Aunque se le considera siempre como un equipo por debajo de los llamados "Cinco Grandes" del fútbol argentino, Estudiantes de la Plata tiene un palmarés comparable a cualquiera de ellos, de hecho, sólo Independiente y Boca Juniors tienen más Libertadores que él. La mayoría de sus triunfos se cimentaron con la confección de un equipo que, a finales de los 60 y comienzos de los 70, logaría tres entorchados sudamericanos, una Copa Interamericana (1969) y una Intercontinental (1968) amén de distintos trofeos locales. Dicho esto, también se ganó una cierta fama de equipo "canchero" y duro, que no dudaba en pinchar con alfileres (sic) a los rivales y, por supuesto, eran bastantes expeditivos tratando de detener el juego del rival.

El momento "cumbre" de su juego y el que a la postre significaría el comienzo de su declive, sería la Copa Intercontinental jugada en 1969. Estudiantes llegó al partido disputado en la "Bombonera" (más grande que su estadio Jorge Luís Hirschi) tras perder 3-0 en la ida frente al Milan, los platenses se pusieron en modo macarra e híperventilado. El resultado fue 2-1 para los argentinos, el título para los italianos que también se llevaron de regalo una buena andanada de codazos, patadas y golpes que, entre otras cosas, dejaron inconsciente al delantero del Milan, Néstor Combin. La dictadura argentina, avergonzada del papelón internacional, (fue televisado a todo el mundo) metió en la cárcel a tres futbolistas del Estudiantes por desórdenes públicos. En fin, una pena porque en aquél equipo destacaban varios jugadores de gran calidad, como Juan Ramón Verón, o Carlos Salvador Bilardo, luego brillante entrenador que haría a Argentina campeona del Mundo y a Estudiantes campeón Nacional desde el banquillo. 

Tras unos años 90 poco destacados, en 2006 ya ganaron el título nacional con un joven entrenador llamado Diego Pablo Simeone, que les devolvió ese carácter competitivo y ganador.  Estudiantes volvió a ganar la Libertadores (con Verón hijo como figura) en 2009 aunque ya sin llegar a ser el equipo dominador que fue por aquellos años gloriosos de Conigliaro, Bilardo y cía. 

                     Los "carniceros" del Granada C.F.
Unas líneas más arriba les he contado que un jugador del Milan fue agredido por un jugador de Estudiantes de la Plata, no dije su nombre porque reaparece en la historia: Ramón Alberto Aguirre Suárez. Tras la sanción por pisarle la cara y romperle el pómulo al bueno de Combin, el astuto presidente del Granada C.F., Cándido Gómez Álvarez, se lo trajo a España y formó con el paraguayo Pedro Fernández la pareja de centrales más terrorífica del fútbol español. 

El Granada logró, en la primera mitad de los 70, dos sextos puestos y el "pichichi" de la liga gracias a su delantero Porta. Jugaban, al parecer, bien al fútbol y lograron derrotar, en la temporada 71/72, en "Los Cármenes" a Athletic, Barcelona y Real Madrid. A sus éxitos también contribuye la durísima pareja de centrales a los que se uniría el centrocampista defensivo uruguayo Montero Castillo, otro segador de piernas que sembró el pánico entre los delanteros rivales.

Siempre dados a asustar al rival, yendo al límite y con la habitual permisividad arbitral de la época, Fernández, Aguirre Suárez y Montero Castillo hicieron del Granada un club temido. Mas todo cambió con la brutal entrada de Fernández al madridista Amancio, que le costó una sanción ejemplar y supuso el principio del fin de sus años dorados.

Hoy el Granada vive otra época de éxito, también basada en la intensidad y el arrojo pero siempre dentro de la legalidad. Que les vaya bien por Europa y siempre que no jueguen contra el Madrid o el Pucela.

   El Lazio de las pistolas

Los años setenta fueron una época convulsa en el mundo e Italia no fue una excepción. Terrorismo de izquierdas y derechas, inseguridad ciudadana, inestabilidad política...y claro, el fútbol no es ajeno a estos temas.

El Lazio juntó en la primera mitad de los 70 un gran equipo en el que destacaban el trío de defensas: Wilson-Martini-Petrelli, el portero Pulici y el goleador, jugador polémico, provocador y pendenciero llamado Giorgio Chinaglia. Había dos facciones completamente enfrentadas, hasta el punto de ir armados y no compartir vestuario (salvo en los partidos, porque no les quedó más remedio), donde los "moderados" (Wilson, Pulici) eran de derechas y los otros eran algo más que de derechas, aficionados a llevar siempre encima un arma de fuego. Pero en el campo era otra cosa, una conjunción armoniosa y milagrosa de entrega, calidad y esfuerzo les hicieron acreedores del título de campeones del Scudetto en la temporada 1973-74; quizás se odiaran entre ellos pero en el campo el que rival que tocara a un compañero, que se preparara. Todo ello era posible gracias a Tommaso Maestrelli, el entrenador, un padre para el problemático Chinaglia y conocido como don Tommaso por todos, que le respetaban enormemente. Mas al año siguiente todo empezó a derrumbarse, Maestrelli enfermó y dejó el equipo; al año siguiente, Chinaglia se va al Cosmos de Pelé, y en 1976, sólo un mes después de la muerte de su querido Maestrelli, fallece durante un atraco, aún no aclarado, Re Cecconi, uno de los pocos jugadores que nunca iba armado el cual, ironías de la vida, moría de un disparo. 

Pero ahí queda su memoria, el primer título para el equipo romano, siempre enfrentado a la Roma (entonces el equipo de "izquierdas"), siempre provocador, castigado un año sin jugar competiciones Europeas por agredir a un árbitro en un partido de la Copa de la UEFA, que nunca le perdía la cara a un rival y que encima, dicen, jugaba bien al fútbol. Una pena no haberlos visto en la Copa de Europa contra el Bayern de Beckenbauer, el Farsa de Cruyff o el Leeds United, otro equipo duro de verdad.  

                      El Athletic de Clemente.

A Javier Clemente se le recuerda especialmente por dos cosas: hacer una selección rocosa, que acabó como todas y crear el último Athletic campeón de Liga y Copa, lo cual no es poco. Personalmente me parece un personaje altamente rencoroso, no sé si por ser un futbolista frustrado, debido a una grave lesión, por su carácter o por haber creado un personaje ad hoc de cara su oficio. Declarado antimadridista, enfrentado con una parte de la prensa por la cual yo tampoco siento mucho afecto y líder de la cruzada contra los vendehumos del fúbol "arte", se ha pasado no pocas veces de frenada en sus declaraciones, faltando al respeto hasta a gente enferma o con minusvalías (como en el caso del periodista J.J. Santos) lo cual me termina de convencer que no es mejor que a los que critica. 

Pero estamos hablando de fútbol y ahí el de Baracaldo tiene mucho de qué presumir. Es verdad que en aquella época, sin apenas extranjeros y con un reglamento que no defendía demasiado el fútbol de toque, su Athletic lo tenía más fácil, mas es justo reconocer que ganar dos ligas seguidas y una Copa del Rey al Madrid y a un poderoso y millonario F.C. Barcelona, tiene su mérito. 

Es cierto que de entonces se le recuerda, más que por sus éxitos, por las polémicas con Menotti, "es un bluff que vive de desprecios y metáforas" llegó a decir de él, y por la famosa patada de Goicoechea a Maradona a quien rompió el tobillo, en una acción que no mereció ni amarilla, mas ya digo que era un equipo sin fisuras, no exento de talento (Sarabia, Argote, De Andrés, Urquiaga, Dani, Zubizarreta...), que sin tener un gran goleador sabía sacar sus partidos adelante con el esfuerzo del grupo y que era ultracompetitivo. 

Tras el éxito viene, inevitable, el declive, su enfrentamiento con Sarabia termina con él fuera del equipo y aunque volvió años después ya nada era igual. Quedan para la historia sus logros y sus exabruptos. 

Wimblendon F.C., the Crazy Gang.

Terminamos con un equipo inglés, que en lo de brutos, le ganan a cualquiera. De cuando en vez se producen "milagros" en esto del fútbol, que es lo que le da interés, y el pez chico se come al grande. El Liverpool se plantó en la final de la FA Cup de 1988 como campeón de liga y claro favorito ante el modesto Wimbendon, un equipo que encaja perfectamente con el perfil que estamos "estudiando" aquí: aguerridos, cuando no violentos, esforzados y con una pizca de talento. En este caso, muy poco. 
La final, que ya pintaba incómoda por el rival, se le fue poniendo cada vez más cuesta arriba para los Reds hasta que el delantero norirlandés (de padre ecuatoriano) Lawrie Sánchez anotaba el 0-1 al borde del descanso. La segunda parte fue un monólogo del Pool que desperdició un penalty, atajado por David Beasant, y al que anularon un gol obra de Peter Beardsley. La llamada "Crazy Gang" hacía historia. 

Y no era casualidad su nombre, muy dados a las bromas, su presidente decía que los únicos hooligans del club eran los futbolistas, jugadores tan heterodoxos como Eric Young, que jugaba con una diadema en la frente para proteger una cicatriz; como el agresivo Dennis Wise, poseedor de una fina zurda y muy mala leche; el elegante y malogrado Laurie Cunningham, que jugaría aquel día su último partido en Inglaterra, justo antes de volver a España; y el mítico, malencarado y terrible Vinnie Jones, hoy actor, siempre macarra y auténtico líder en la cancha. Marrullero, editó un vídeo con recomendaciones para "parar" a los delanteros, Jones dijo antes del partido una frase para la historia "el Liverpool nunca caminará solo, pero después de jugar contra el Wimblendon, nunca caminará."
Su juego era el típico inglés, poco elaborado y nada vistoso, mas su sexto puesto en liga aquél año demuestra que no sólo eran ganas y patadas. 

Al año siguiente, al no poder jugar en Europa por la sanción a los clubes ingleses tras la tragedia de Heysel, su directiva decidió vender a sus jugadores más destacados, de los cuales solo Wise, en el Chelsea, hizo algo reseñable. Poco a poco fueron bajando de categoría hasta que hace unos 15 años, el club desapareció. Ha sido refundado, se mueve entre las categorías más humildes del balompié inglés, pero su leyenda y su único éxito, sigue siendo recordado.

Nota final: Me he permitido tomar el título de esta comedia italiana del gran Ettore Scola para la entrada, aunque los protagonistas de dicho film son peores personas que algunos futbolistas que aquí aparecen. 

Referencias:

https://memoriasdelfutbol.com/lazio-pistolas/#Un_vestuario_lleno_de_gangsters

https://odioeternoalfutbolmoderno.es/la-crazy-gang

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