18 sept 2019

Nunca creí

Aunque no es consuelo, éramos muchos los aficionados al baloncesto que sospechábamos de nuestra magnífica selección. Quizá cegados por las ausencias, que en realidad sólo era una, Pau Gasol pues los otros tres eran perfectamente prescindibles, me dejé llevar por la histeria.
La otra razón para dudar vino con los primeros partidos (no hablo de los amistosos, donde hubo de todo como en botica) con victorias sufridas ante equipitos como Túnez, Puerto Rico o Irán. Pero llegó lo bueno y jugadores que estaban haciendo un desastroso campeonato resucitaron: Ricky, que acabó siendo MVP; Marc Gasol, nuestra principal baza ofensiva; Rudy, nuestro mejor triplista, clave para abrir las defensas rivales. 
Sin embargo, fue el trabajo en equipo lo que nos llevó hasta el título y aquí es cuando hay que poner en valor la labor de Scariolo. Es curioso, pero un señor con el currículum del italiano (los tres Europeos que ha ganado España han sido con él en el banquillo, campeón de la NBA como asistente), que además es el entrenador más laureado de la historia de la selección española de baloncesto lleva bajo sospecha desde el principio, ¿por qué? ¿por ser extranjero? ¿por no dar (horror) espectáculo? ¿por imponer un estilo y cambiar la táctica según el rival? Con Scariolo hemos visto a España corriendo y a España jugando más lento. Al contraataque y a marcadores bajos pero siempre con buenos resultados; para mí eso es un buen entrenador, alguien que se adapta a lo que tiene y saca lo mejor de sus jugadores, como es el caso de Claver, Rivas, Oriola y, por encima de todos, Juancho Hernangómez, para mí el mejor de los "segundos espadas". 
Ellos, que no son tontos y saben lo que hay que hacer para ganar, le siguen ciegamente y con esfuerzo se dedican a las dos facetas del juego que dependen más del esfuerzo que del talento: la defensa y el rebote.
Volviendo al torneo, sin duda nuestros mejores partidos fueron ante Serbia y Argentina, mas encuentros complicados como ante Italia (primer rival serio que nos hizo sufrir), contra Polonia (incómoda selección llena de buenos tiradores) y sobre todo Australia, un equipazo al que se le derrotó en un partido de esos que se llaman "épicos" y donde todo parece perdido para que al final aparezca un héroe (Gasol en este caso) para rescatarnos. 
Por lo demás, este Mundial deja decepciones y sorpresas. De las primeras, la de EE.UU. era algo previsible pues trajeron a los suplentes de los suplentes; Serbia sucumbió en el partido clave contra Argentina por haber perdido el gen competitivo que acompañaba siempre a los balcánicos y quedó condenada a ser quinta; Francia tuvo el día malo contra Argentina, algo que nos vino fenomenal porque es un equipazo; Australia es un equipo completísimo pero creo que hay diferencia abismal entre su espectacular 5 inicial (Mills, Dellavedova, Ingles, Landale y Baynes) y su banquillo. Por último, llamar la atención sobre Polonia y Chequia, sorpresas agradables que constatan la superioridad del basket europeo y confirmar el declive de Brasil, un equipo envejecido que no hace mucho nos eliminó de nuestro Mundial. El tiempo pasa para todos. 

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