La temporada empezó con el lío de la portería que Carlo (¡qué flor en el culo, caro mío!) cerró con la alternancia en la portería. Luego vino la hernia de Bale, probablemente el lesionado más sano del fútbol mundial y, tras dar algún traspié en liga, desde Navidad hasta la eliminatoria contra el Dortmund el equipo parecía con opciones a los tres títulos, sin embargo, el mes de abril no fue como se pensaba. Tras una polémica derrota contra el Far$a todo se empezó a torcer, incluida la Champions: después de una victoria fácil en el Bernabéu, el partido de vuelta contra los alemanes parecía un trámite y la ausencia de Cr7, un mal menor... craso error. El bueno de Illarra, la locura de Pepe y otra cantada de Casillas nos dejaron al borde del K.O. Pero sobrevivimos, no sé gracias a quién (la suerte está muy repartida en los culos de La Ceja y Topor) pero salimos adelante.
Luego vino la Copa, donde fuimos muy superiores, y pese a nuestra tendencia a resucitar al equipo de la ciudad Condal, logramos el título gracias al gol más espectacular del año y a la demostración de Gareth Bale es un jugador para los grandes momentos. El bautizado por Pep Guardiola como "atleta" de un modo despectivo y cargado de mala baba (¡se joda!) demostró una clase muy por encima de lo esperado y confirmó que su fichaje es acertado.
Pero el Madrid vive de la Champions, título que es casi una obsesión, tanto es así que en los último 16 años se han ganado casi tantas Copas de Europa (cuatro) como Ligas (cinco). El rival fue el temido Bayern de Pek que parecía claro favorito, ya que ni Bale ni Cristiano llegaban en forma a la gran cita. Nostante, estos a veces desesperantes jugadores tienen una clase y una capacidad competitiva fuera de lo común y barrieron a los crecidos alemanes con un global de 5-0, sazonado con una exhibición en el Allianz Arena que ya es historia del fútbol.
Mientras tanto el torneo doméstico desgranaba las últimas jornadas y nuestros futbolistas aún tenían opciones. La cagaron miserablemente con dos empates debidos a excesos de confianza (Valencia y Valladolid) y una derrota en Vigo sencillamente sonrojante. El mal final de temporada de los rivales culerdos y colchoneros añadió la sensación de frustración y de ocasión perdida. No quiero enfadarme, vista la situación con la suficiente distancia, el equipo estaba mal físicamente y no creo que tiraran el torneo porque sí, pero fastidia mucho haberlo tenido en la mano y ni si quiera rozarlo.
Y llegó el gran día, Da Luz, Lisboa, el Atlético como durísimo rival y mucha tensión en el ambiente.
Se ha escrito mucho sobre el partido y no quiero repetirme, sólo diré que tras tantos años de frustraciones uno pierde la fe en la que es la mayor virtud del club y auténtico sello de identidad año tras año: no dar nada por perdido. Y así llegó Ramos para salvarnos, luego Bale (otra vez), Marcelo (tras un año horrible) y Cr7, nuestro mejor futbolista todo el año, al que quizá le sobró la celebración algo excesiva.
Para acabar dos reflexiones: la primera, para mi hemos tenido la pizca de suerte que otras veces nos ha faltado, ahí estuvo la diferencia pero no debemos olvidar lo cerca que estuvimos de no lograr el título. La segunda, me lleva de nuevo a la película de la que hablé al comienzo: en "10", al final Moore vuelve con su novia y la pide matrimonio, se ha divertido con Bo pero sabe que en el fondo son muy distintos y que no es eso lo que busca para ser feliz. Dee Wallace sería la Copa, una rubia entrañable y sin suerte en el amor que se merece más respeto, Julie Andrews es la Liga, título que hemos dejado olvidado y que es al fin y al cabo el que nos da la felicidad del día a día. Ahora, que acostarse con Bo Derek (la Champions de las mujeres) si se puede repetir, se repite, porque como dice el protagonista de la peli cuando le preguntan que la valore de 0 a 10, él contesta "11". Numero a tener en cuenta.
Once de inicio en la final de Lisboa. |
¡Hala Madrid!