No quiero decir que el film sea malo, al contrario, de mierdaca tiene poco pero está claro que sus "valores" fílmicos no son lo que hace de ella un éxito continuo en sus pases televisivos ni es la calidad de su guión (por otro lado modélico) lo que hizo que recaudara cuarenta veces su presupuesto en taquilla. Para saber por qué logró esto hay que verla, dejarse llevar y punto.
Como casi todos los éxitos de cine, tuvo algo de inesperado y algo de casualidad: casualidad que no la protagonizaran Meg Ryan y Christopher Reeve (que contaba con el beneplácito del director) como estaba previsto, casualidad que coincidieran una actriz en alza pero nada conocida fuera de EE.UU. y un actor que iba de fracaso en fracaso (Cotton Club, Rey David) tras el gran éxito de "Oficial y caballero" a comienzos de la década y casualidad que un productor de serie "B" se decidiera por una historia que poco tenía que ver sus trabajos anteriores como "Cannibal Women in the Avocado Jungle of Death" (1989). Auténtica cosica.
Pero ya ven, es imposible resistirse al encanto de este film, que aunque basara su éxito en el público femenino (que es el que corta el bacalao a la hora de elegir "peli") capta audiencias de todos los sexos y edades. Para mi es el encanto natural de la Roberts la clave de todo: resulta guapa pero no escultural, graciosa pero no payasa y sabe hacer de sus defectos (esos andares hombrunos, esos modales vulgares) virtud y parecer tímida y vulnerable cuando debe.
Se la compara mucho con "La Cenicienta" y con razón, pero es la parte del "aprendizaje" lo que me parece más destacable. Esto la emparenta con la obra Pigmalión y por extensión con "My Fair Lady" (1964, George Cukor), aunque era mucho más fácil hacer parecer una dama a Audrey Hepburn que a la Roberts. Con la aparición del serio y discreto director del hotel (memorable Héctor Elizondo) el film despega para no bajar nunca. Sigue la mil veces parodiada e imitada escena de las compras en Rodeo Drive al son de la canción del título (lo que supuso un fugaz regreso a la fama para el gran Roy Orbison) y culmina en la divertidísima escena de la cena con el gran Ralph Bellamy y su nieto, llena de diálogos ácidos (y absurdos) y coronado con la torpeza de la protagonista comiendo caracoles.
Justo es reconocer que Gere es el perfecto millonario hortera, con pasado "complejo" pero su fina ironía (la escena del collar) y su aire pensativo, ausente, le dan complejidad y humanidad. Pocas veces ha habido una pareja más distinta y a la vez que encaje mejor. El que deje de ser un tiburón de los negocios gracias al empeño Vivian está algo cogido por los pelos pero hace derretir a cualquier mujer pues logra cambiar a su hombre, si encima le va a buscar como un caballero andante al final de la peli, ya ni te cuento. A mi lo que me derrite es la escena de la bañera...¡Richard, qué envidia!
Coda: Mítica banda sonora, no solo por Roy Orbison sino también por la elegante música de James Newton Howard. Aquí.
Año 1990
Duración 119 min.
Director Garry Marshall
Guión J.F. Lawton
Música James Newton Howard
Fotografía Charles Minsky
Reparto Julia Roberts, Richard Gere, Hector Elizondo, Jason Alexander, Ralph Bellamy, Laura San Giacomo, Hank Azaria
Productora Touchstone Pictures / Silver Screen Partners IV / Arnon Milchan Production