19 ene 2013

Recordando a un genio

En una reciente entrevista, José Biriukov, ex jugador del Real Madrid y de la selección española se despacha a gusto con todo el mundo del baloncesto. Es divertida y tal, el tío va de guay (siempre lo fue) pero entre otras cosas tiene la desfachatez
de minusvalorar el trabajo de Antonio Díaz Miguel, primer español en entrar en el Hall of Fame del baloncesto y probablemente uno de los dos (Ferrándiz sería el otro) más importantes entrenadores de nuestro país durante el S. XX. Y eso me ha dolido.
Antonio Díaz Miguel (Alcázar de San Juan, Ciudad Real,  1933 - Madrid, 2000) fue ante todo un hombre de baloncesto y una de las personas que más hizo por este deporte en nuestro país. Y eso que iba para futbolista, pero su 1,85 era en los años 50, algo que no se podía desperdiciar y aunque empezó tarde (17 añazos) llegó a ser jugador del Madrid y varias veces internacional con la por entonces modestísima selección española.
Pero una casualidad (la dimisión de pedro Ferrándiz como seleccionador en 1965) hizo que otro gran hombre de baloncesto (y gran Madridista), Raimundo Saporta, lo eligiera como seleccionador "interino" mientras se eligía sustituto. La "interinidad" duró la frioleta de 27 años, hasta el angolazo y el desastre de Barcelona 92', lo que unido a una vergonzosa campaña periodística contra su persona (hay cosas que han sucedido siempre y no sólo en fútbol) terminó con su cese.
Por el camino dejó un deporte que recogió una selección de baloncesto que del anonimato pasó a ser asunto de primera plana deportiva. Su primer y gran éxito lo logró en 1973, plata en el eurpeo de Barcelona y primera victoria sobre la URSS; también logró la plata en la maldita final de Nantes 83', perdiendo ante Italia y cerró sus éxitos internacionales con un trabajado bronce en Roma 91'.

Pero fueron los JJ.OO. los que más alegrías nos dieron, primero metió a España en la élite (México 68', Munich 72') luego acariciamos las medallas con un cuarto puesto en Moscú 80' y finalmente logramos la mítica plata de Los Ángeles 84', impulso clave para este bello deporte. Tampoco faltaron las decepciones: descenso a la segunda división del baloncesto europeo en 1977, 5º puesto en nuestro Mundobasket 86', donde había muchas esperanzas puestas y nuestros mejores jugadores estaban en su cenit, además del comentado angolazo: derrota con Angola de 20 ptos y ridículo espantoso. Tenía un carácter particular, le gustaba vestir bien, se iba a Miami a comprar lo último en ropa, Biriukov dice que "se le iba la bola"...como todos los genios tenía sus salidas del tiesto pero era una persona carismática, simpática, sabía vender el baloncesto y era un gran profesional: todos los años visitaba EE.UU. para estar al día, aprendiendo de los grandes entrenadores: Bobby Knight, Lou Carnesecca, Dean Smith, John Wooden y su gran amigo Ed Jucker.
Tras dejar la selección sólo entrenó al Cantú italiano donde fue cesado a los pocos meses y al equipo femenino del Pool Getafe, con el que ganó la liga y copa además de llegar a la Final Four Europea. También fue representante de moda y tuvo su propia línea de gafas (¡inolvidables modelos que él mismo lucía!) y como decíamos tiene el honor de ser el primer español en entrar en el Salón de Fama del baloncesto (1997). Desgraciadamente, un cáncer se lo llevó a la temprana edad de 66 años sin haber cumplido su gran sueño: entrenar al Real Madrid.
Anécdota: en mitad de un tiempo muerto, Diaz Miguel enfervorizado gritaba "¡estamos defendiendo como...!" y se da cuenta que a su lado hay un jugador de color (el mítico Chicho Sibilio) e inmediatamente rectifica y dice "¡estamos defendiendo como chinos para nada!". Genio y figura.

4 comentarios:

Mr. X dijo...

Fíjate que yo le hacía bajitino...

Esas gafotas son un icono de la cultura popular de la época, como el pelo-cable de la Bruja Avería o el bigote de Manuel Campo Vidal (Manuel-Campo-Vidal, Manuel-Campo-Vidal, Manuel-Campo-Vidal...) ;)

El Pera dijo...


Creo que entre las muchas virtudes del español medio no está la de saberse retirar a tiempo. Ejemplos hay muchos y Díaz-Miguel podría ser uno.

Díaz-Miguel rescató a la Selección Española de baloncesto del completo anonimato hasta el punto de llevarla a un subcampeonato olímpico. Hay que decir que nuestra selección de baloncesto (como la de fútbol hasta hace dos días) estaba (muy) a la sombra del rendimiento y los éxitos de los clubes. Pensemos que durante el Díazmiguelato, el Real Madrid de baloncesto se embolsó de 1965 a 1980 la friolera de seis Copas de Europa seis (6). Vamos, que “los canastos” ya estaban inventados por aquí.

Pero, desde luego, dio un gran impulsó el equipo nacional y su personalidad ayudó a situarnos en el mapa de este deporte. Le gustaba aprender de los entrenadores de los EE.UU. y los chistes sobre su obsesión con el corte UCLA casi eran ya un cliché. El reconocido Bobby Knight, un tipo que aburrió al mismísimo Larry Bird (quien prefirió volverse a su pueblo antes que jugar para él) no le regateaba elogios. “Sólo Díaz-Miguel enseña algo nuevo en Europa” llegó a decir en su día; tras su muerte, sentenció que “Díaz-Miguel fue el mejor entrenador no estadounidense de su tiempo”.

Con la plata olímpica se tocó techo. Era el momento ideal para dejarlo tras diecinueve años y tres magníficas medallas para un equipo que antes de él no pasaba de comparsa. Y no supo o no quiso. El caso es que el papel en el Mundobasket de España fue decepcionante. En Seúl 1988 caímos en cuartos (aquel tirito de Margall frente Australia… ainsss). En el Mundial de 1990 fuimos ¡décimos!. El bronce en Roma 1991 se obtuvo tras ganar por los pelos a polacos y búlgaros (atiende…) y a una Francia lejos de lo que puede ser hoy. Barcelona 92 fue un completo fiasco.

En su descargo, decir que los que vinieron después tampoco lo hicieron mucho mejor hasta la llegada de Gasol, Navarro y cia.

Pero al final, los malos (o reguleros) momentos son los que viví yo y eso desluce toda la imagen que yo puedo tener de él. No viví el Mundial de 1980, apenas recuerdo los JJ.OO de 1984 así que del Europeo de Nantes qué te voy a contar… Y una personalidad tan estimable como Díaz-Miguel, que pudo haber sido leyenda en mi imaginación de aficionado al baloncesto, se quedó en el fulano de las gafotas que perdió de veinte contra Angola. Será que la impresión que de verdad queda es la última.

Pero es cierto que siempre quedará aquella plata.

P.D.: Muy grande la entrevista a Biriukov. Y qué cerita les da a los yugoslavos. Hay piques que duran más que algunos países, por lo que se ve…


Dacosica dijo...

Biriukov es un gilipollas que no asume estar olvidadísimo. Más allá del chascarrillo y la anécdota, cuestionar a Obradovic o Petrovic me hace caer de culo.
¡Si él era veneno para el vestuario! Bien que lo sabía Zeljko y le dejó en el banquillo en la final four de Zaragoza.

El Pera dijo...


A mí Biriukov no me cae especialmente mal. En la entrevista está muy suelto y graciosete y, al menos, cuenta anécdotas y cotilleos y no se corta en dar su opinión. En tiempos de extrema corrección política, casi se lo agradezco.

Otra cosa es que se pueda coincidir con él. Yo coincido con él en que la NBA de hoy es un coñazo basado casi siempre en el uno contra uno cual pachanga del Campo Grande y también en que Antúnez no tenía dos dedos de frente.

Eternamente agradecido a Obradovic por aquella Copa de Europa. Es de justicia reconocer su capacidad para ganar y ganar y ganar y volver a ganar en esa competición, que diría Luis.

Pero también lo es reconocer que con Zeljko llegó el tedio y nos hizo conocer nuevas dimensiones del aburrimiento... y recordemos que ni siquiera ganó la Liga ACB con Sabonis y Arlauckas en el juego interior, casi ná. Quizá aquel legendario perímetro con Antúnez, Santos y García Coll (de nuevo: ¡atiende!) tuvo que ver...

Lo de criticar a Petrovic sí que no tiene perdón de Dios. Supongo que Biriukov será muy coleguita de Marčiulionis y le quieren mucho en Lituania.