No se si es por hacerme mayor, por buscar nuevas cosas o por la crisis pero con el paso de los años cada vez me gusta más el boxeo. Los deportes de contacto, donde generalmente los protagonistas acaban seriamente dañados y tienen fama de violentos suelen tener fama de nobles: es el caso del rugby, sus aficionados hablan de "un deporte de bestias, jugado por caballeros" o el boxeo, también llamado "el noble arte". Creo en la libertad, en que cada uno (respetando lo que piensen los demás) se divierta como quiera y a la vez entiendo que una corrida de toros o un combate de boxeo puedan a horrorizar al más pintado. Eso va con el carácter.
Pero me estoy aficionando al boxeo, no tanto porque lo entienda, como por lo que implica: desde el gimnasio (tengo una idea muy cinematográfica de este lugar), pasando por el pesaje hasta el combate y todo lo que le rodea: el ring iluminado mientras todo lo demás está en penumbra, las presentaciones, el elegante (y valiente) árbitro, el pomposo presentador, la chica sexy enseñando la tabla del nº de round, los preparadores en las esquinas...y el ceremonial final "ganador por puntos y por unanimidad..." y el júbilo o desaprobación del público que abarrota esos míticos escenarios que son el Madison Square Garden de N.Y. , el Cesar´s Palace en Las Vegas o el Luna Park en Buenos Aires. En fin, este año nos dejó el gran Joe Frazier, un boxeador de esos capaces de tragarse todos los golpes del mundo y nunca rendirse, como Rocky. Y hemos sido testigos da la confirmación del "fenómeno Pacquiao" un filipino con ojos de loco, cantante en ratos libres (sic), conocido como "Pac-Man", el único que planta cara a los mexicanos, para mi los boxeadores más duros y valientes del mundo. Los pesos medios están hoy en día animando el decaído mundo del cuadrilátero: Margarito, Mosley, Cotto, Bradley, Márquez y a la espera del prometedor hijo de Julio César Chavez.
Pero en los pesos pesados, la cosa está un poco triste, dominados por los gemelos ucranianos Wladimir y Vitali Klitschko, occidente ha cedido a los países del este su hegemonía y las moles europeas se imponen a los boxeadores de color. Lejos quedan los tiempos de Tyson, Lewis, Foreman o Holyfield (vuelve para disputarle el título a Povetkin con ¡49 años!). Y Alí o Clay para los más veteranos...esos eran otros tiempos, otra sociedad donde los posters de las habitaciones de los niños y adolescentes eran de boxeadores y este deporte tenía casi tanta afición en España como el fútbol y muy por encima de baloncesto o motociclismo. Su época pasó pero hay esperanza, quizás con la crisis la juventud regrese a los gimnasios y surjan nuevos Legrá, Urtain, Carrasco...o simplemente Poli Díaz. Como dijo aquel torero "más cornás da el hambre".
4 comentarios:
Yo es que de esto no entiendo na...no sé ni quienes son, ni las reglas. Tampoco he visto un combate entero nunca...así que no puedo opinar.
Pues muy bien ;)
Con el boxeo me pasa igual que con los toros, que diría el guiñol de Jesulín. Un buen combate me gusta y uno malo es una carnicería que da cosica mirar.
Menos mal que los de MarcaTV seleccionan los que ponen, que suelen ser buenos. Aunque sean cansinos con el tal Margarito, al que nos colocan dos de cada tres programas. Y casi siempre, gane o pierda, para llevarse una buena tunda. Ese hombre sí que entiende lo de la épica del boxeo.
P.D. Mi favorito: Pernell Whitaker. Le recordamos por apalear a Poli Díaz y ser un tanto notas. Pero también por ser oro olímpico, una capacidad para esquivar que le volvía casi intocable y, desde luego, por propinarle a J.C. Chávez una soberana paliza, que dos de los tres jueces convirtieron en (ejem ejem...) un pudoroso "empate"...
A mi el boxeo me encanta aunque mas cinefilamente,jeje.....no en serio me molaban esas historias de Ali, Foreman, Freezer, Tyson y compañia, incluso el Poli Diaz....pero eran otros tiempos y hombres...
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