La liga más "friki"

El regreso del fútbol "a todo poder" que diría Iniesta, hace que dacosica recuerde el lado divertido y curioso del rey de los deportes. En este caso, el extraño suceso ocurrido en EE.UU. y Canadá durante los años 1968 a 1984 llamado NASL, osea, la liga norteamericana de fútbol (soccer para los del otro lado del charco).

Bien, en primer lugar en estos países lo más parecido al fútbol que habían visto nunca era el rugby que jugaban sus amigos los británicos, porque el fútbol americano era otra cosa (cascos, protecciones y lesiones escalofriantes). Así que como que los americanos no sabían de qué carajo les estaban hablando y se aburrían un güevo con algo que ni por asomo se parecía a su béisbol querido, los estadios estaban vacíos. Como la cosa no funcionaba pero el fenómeno futbolístico apasinaba en todo el mundo sucedieron dos cosas: en 1971 se creó el Cosmos de Nueva York, superequipo creado por la Warner Bros. que inició la moda de fichar grandes estrellas en el final de su carrera (Pelé, Beckenbauer, Neeskens, Clements, Cabañas o Carlos Alberto) y la CBS, que compró los derechos para emitir la liga por TV. Además, se trató de adecuar las reglas al gusto del público y así el reloj contaba desde 90 minutos para atrás (como en baloncesto) y se puso la línea de fuera de juego en las 35 yardas (?).

A mediados de la década la cosa parecía funcionar, llegaron más estrellas como Gerd Müller (problemas con el juego), Bobby Moore, Johan Cruyff (que se había arruinado), Gordon Banks o George Best (problemas con el alcohol). Como se pueden imaginar, la mayoría venía sólo por la pasta y algunos tenían oscuros intereses económicos que les llevaron ante la justicia, como Giorgio Chinaglia, gran goleador italiano que terminaría siendo el último presidente del Cosmos.

La cosa terminó de forma bastante triste, primero la NASL se convirtió en una liga de fútbol indoor y poco a poco entró en declive hasta desaparecer.

Pero queda la nostalgia, el ver al Cosmos llenar el Giants Stadium de N.Y., las curiosas mascotas como Bugs Bunny del Cosmos o la de los Tampa Rowdies que era ¡un calcetín!...en fin, yo prefiero eso, cuando los entrenadores no eran guays ni los jugadores metrosexuales, ni eran tan falsamente modestos. Tenían defectos y eso les hacía más cercanos.