Al parecer, esta es la primera novela de una trilogía en la que el inimitable Alan Moore (ya definitivamente alejado del mundo del cómic) nos va a contar la historia de el llamado "Londres Eterno" es decir, una especie de Londres alternativo que convive con el real pero relacionándose mutuamente.
Otra rareza del cada vez más enrevesado Moore, un tipo singular que aquí nos cuenta las desventuras de Dennis, un joven huérfano de dieciocho años, que malvive de su trabajo en una librería, con una dueña que le trata como el director del orfanato de Oliver Twist. Dennis se encuentra con un libro de Arthur Machen que, se supone, sólo existe en la ficción. Hay lo que se espera del autor de Northampton, guiños a su propia obra (From hell), barrocas descripciones, mundos sin sentido, personajes históricos (Cromwell, o mejor dicho, su cabeza parlante), referencias al comunismo y las clases humildes (siempre los "buenos")... Por desgracia Moore es, en mi opinión, peor escritor que guionista. No cuesta imaginar está historia en formato cómic, ahorrándonos descripciones y disfrutando de un Londres bizarro. Además, alguien debería decirle que no hace falta que un personaje explique en dos páginas algo que acaba de suceder porque se ha encontrado con otro personaje que no estaba allí para verlo.
En fin, una pequeña decepción pues aunque el libro no carece de interés y tiene agradables sorpresas los protagonistas, el dúo chico-chica, resultan sosos y previsibles. No creo que termine la historia aunque le agradezco a Moore el descubrimiento de Machen, un escritor "de culto" por sus polémicas ideas políticas pero, probablemente, uno de los mejores (y más morbosos) escritores de terror de la historia, lean si pueden "Los tres impostores".
Con el subtítulo de historias inconcebibles del rodaje de La princesa prometida, éste simpático libro nos relata, de la mano de uno de los protagonistas principales, las vicisitudes del rodaje de la famosa cinta, además de reflexiones sobre porqué fue un fracaso en su momento o el secreto de su éxito.
Elwes transmite la sensación de ser un buen tipo, tiene palabras amables para todos y demuestra encajar bien las críticas que pudo tener (era un actor joven en aquel entonces) por parte del director Rob Reiner (autor del prólogo) o el reto que fue enfrentarse a Mandy Patinkin en un inmortal duelo a espada para el entrenaron meses. Hay espacio para que todos dejen un detalle, como Christopher Guest, William Goldman, Wallace Shaw (Reiner prefería a Danny DeVito para el papel de Vizzini) o Robin Wright, cuyo vestido se quemó y la rápida acción de Cary evitó males mayores.
Pero lo mejor es sin duda las anécdotas relacionadas con André el Gigante, un tipo único, no sólo en el físico. Afable, callado pero que se animaba bajo los efectos del alcohol, lo cual sirvió para que Elwes le conociera mejor. Su pasado como luchador, su infancia y juventud en Francia, donde conoció al premio Nobel Samuel Becket o el increíble éxito de André entre las féminas. La segunda cosa que más me ha gustado ha sido la acertada opinión del autor sobre el motivo del fracaso del film en el momento de su estreno, atribuyéndolo, entre otras cosas a un pésimo cartel original.
Además, este ameno libro viene aderezado con una bellas fotografías, de André, de Cary, el rodaje de la película y del reencuentro del equipo años después. Una delicia.
"Jabato" guion Víctor Mora, ilustraciones Francisco Darnís, portadas Antonio Bernal, Ediciones B (1986-1987)
A mediados de los 80 del pasado siglo, la editorial Bruguera quebró y fue adquirida por el grupo Z. La nueva editorial aprovechó para reeditar las aventuras de El Capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz y Jabato pero cambiando el tradicional formato apaisado por el más moderno en vertical. La edición no es que fuera de lujo, se parece más a las revistas Mortadelo o Zipi y Zape de la época con el añadido de las bellas portadas de Bernal, mas la verdad es que el papel es de calidad y se respeta (para bien y para mal) el dibujo original, imagino que coloreado en el caso de los primeros números que originariamente serían en B\N.
Es un cómic que, visto hoy, tiene más virtudes que defectos. Entre los primeros destaca el endiablado ritmo, los guiones ocurrentes y una gran variedad de personajes. Además, todos ellos están situados en un marco histórico real, por más que Mora se tome sus licencias para hacerlo más ameno o menos cruento.
En el debe, el tono repetitivo que a veces puede tener, la casi total ausencia de malvados con matices (no sé arrepienten ni ante la muerte inminente) y lo mucho que tarda en aparecer el personaje de Fideo, contrapunto humorístico, quién no se deja ver hasta el número 16.
En resumen, un tebeo que funciona perfectamente hoy día porque además, transmite unos valores como la nobleza, la generosidad y la valentía, en retirada en nuestra sociedad.
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