La Supecopa, primer título y cambio de dinámica. |
Empezando por el final, es decir el balompié, hay que quitarse el sombrero con el Madrid post-confinamiento: Zidane consiguió un compromiso y concentración nunca vistos en liga desde hacía por lo menos tres temporadas y con una plantilla sesiblemente peor que la de su último título, remontarle dos puntos a un Farselona caótico y terminar imbatido y con diez victorias consecutivas. Los blancos fueron claramente de menos a más, con una sufrida clasificación en Champions y hasta el derby del Bernabéu, por detrás del conjunto culerdo, mas el COVID-19 y su encierro forzado nos vino de perlas para cambiar la dinámica.
Bien es cierto que el VAR fue justo con nosotros, hubo una pizca de suerte y los culés no estuvieron bien (gracias por cesar a Valverde yendo líder, piperos) pero no es menos cierto que hasta el parón los trencillas y ese mismo dichoso VAR nos perjudicó en no pocas ocasiones y que en marzo, justo antes del confinamiento logramos una meritoria y crucial victoria sobre los culés que psicológicamente significó mucho más que tres puntos.
El golazo de falta de Ramos al Mallorca, una obra de arte. |
Porque estos dos títulos han sido triunfos de equipo, de jugadores más que de estrellas, de solidez defensiva (Courtois trofeo Zamora, hacía más de una década que no lo ganaba un madridista) y mucho trabajo ¡Pero si Marcelo y Hazard vinieron delgados del confinamiento!
En fin, una Liga que sirve de consuelo ante todo lo que vemos, el Madrid es de lo poco decente, trabajador y honrado que le queda a nuestro país.
Una última reflexión: curioso como los árbitros, sin la presión ambiental, han pitado mejor al Madrid.
Si en fútbol fuimos claramente de menos a más, en baloncesto ocurrió todo al revés. Tras una autoritaria victoria en la Supercopa ante el Farsa, vino un arranque titubeante en Euroliga, luego arrreglado para nada: la competición se suspendió, todo el esfuerzo para nada.
Laso siempre prepara bien a los suyos en la Copa y la victoria fue inapelable. Bien es verdad que Barcelona fue eliminado por Valencia Basket, acumulando la segunda de las tres decepciones del año mas la autoridad con la que se ganó a los Taronjas en semis y a Unicaja en la final (que jugaba en casa) pone de manifiesto nuestra superioridad. En marzo llegó el parón y se decidió que la ACB se jugaría en un extraño formato, jugando todos en la sede única de la Fuente de San Luis en Valencia.
Pero algo no iba bien: Llull no era el mismo desde después de la lesión y el confinamiento no le mejoró, a Campazzo le costó recuperar el tono y todos en general se mostraron lentos y bajos de forma. No sé si fue el hecho de que varios de ellos pasaron la enfermedad pero no éramos los mismos. Con derrotas sonrojantes ante Burgos y Andorra de poco sirvió ganar al Valencia, siendo eliminados antes de semis. Magro consuelo es la derrota de los culerdos ante el Baskonia, por mucho que Pesic se pasara de bromista. Bueno, un poco de consuelo sí es.
En fin, no me gusta que se renueve a todos los veteranos, encima no parece haber dinero para grandes fichajes además de que igual Campazzo se puede ir a la NBA. Veremos el año próximo pero pinta mal, quizás llegó el final del ciclo victorioso de Laso en el Madrid.
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