21 ene 2018

Me voy adonde el sol sigue brillando

Joe Buck (Jon Voight) es la viva imagen de la ilusión y la inocencia
Hay películas que quedan marcadas por su banda sonora, sin ella no son lo mismo y a ella le deben gran parte de su éxito. A veces es sólo una canción ("Cazafantasmas") otras es fanfarria inicial ("Supermán") o un tema que sugiere que algo va a suceder ("Tiburón") pero también hay canciones que están dentro de una película y encajan de tal manera en ella que la una sin la otra no son lo mismo. Es el caso de magistral "Everybody is talking" de Harry Nilsson y la no menos magistral película del británico John Schlesinger "Cowboy de medianoche". La letra, la música, las imágenes se conjugan y hacen que la historia se cuente sola: no creo que haya en el cine sonoro un arranque más afortunado que este. Si se le añade un tema central cortesía del gran John Barry no menos icónico y que ha quedado para la historia creo que estamos muy cerca de la perfección.
Razzo (Dustin Hoffman) y Joe, icónica imagen del film
Dejando a un lado los indudables méritos de la canción, "Cowboy de medianoche" es vista hoy, casi cincuenta años después de su estreno, un film al que el tiempo le ha sentado fenomenal pese a ser, como toda obra cinematográfica, hija de su época. Las aventuras del ingenuo Joe (Jon Voight) en Manhattan son una fotografía no sólo de una ciudad, sino de una sociedad en pleno cambio, con sus luces y sus sombras (no sentó nada bien la descripción que hace de la Gran Manzana) pero realmente emotiva, llena de cariño hacia sus protagonistas, con una sensación de autenticidad que conmueve. 
Joe arrastra un paso turbio, triste y algo confuso (los flashback no son muy claros que digamos) que invitan a pensar en que el hecho de irse a N.Y. para ser gigoló se trate más de una huida de la (deprimente) realidad que de una decisión meditada. Desde ese ya comentado arranque queda claro que Joe es bastante patán, cree que en el este son "todos maricas" y que allí vivirá a costa de las mujeres. Schlesinger muestra con unos pocos detalles la difícil adaptación del protagonista a la gran ciudad: la TV de monedas de su habitación, la mujer (Sylvia Miles) que logra beneficiarse de su ingenuidad para no tener que pagarle por sus "servicios", sus paseos transistor a la oreja vestido de cowboy anacrónico y hortera...
Razzo y Joe acaban compartiendo miserias y sueños
Razzo, por el contrario, es una "rata de ciudad", un miserable, un pícaro (la picaresca siempre forma parte de los grandes imperios: Americano, Británico, Español...) que al principio provoca rechazo e incluso odio por la infame jugarreta que le hace a Joe con el fanático religioso (John McGiver) sin embargo va poco a poco mostrándose como un personaje complejo, con inquietudes morales, sueños, un pasado (la dura y a la vez bella escena del cementerio) y, sobre todo, una enorme necesidad de cariño como se muestra en la tierna escena en que Joe le peina con la mano y Razzo, ya enfermo, se abraza a él con verdadero amor. Ambos son una extraña pareja que acaba siendo algo más que dos tipos en busca de fortuna: son dos almas que sólo se tienen el uno al otro.
Con estos dos personajes tan fuertes era difícil que destacara algún secundario, pues además gozan de poco metraje para hacerlo, pero al mencionado McGiven hay que añadir a Brenda Baccaro, único personaje mínimamente positivo de la función. Y es que no hay mucho donde elegir en esta Nueva York de chaperos, drogadictos, artistas con ínfulas, millonarias astutas, fanáticos religiosos y estudiantes reprimidos. No es de extrañar que los protagonistas tengan idealizado el sur, en este caso Miami (aquí podemos destacar las ensoñaciones de Razzo, una variante de las que Schlesinger mostró en "Billy el embustero") como lugar donde empezar de nuevo, lejos del frío y la hostilidad de Manhattan. Lejos de los sueños rotos, lejos del pasado pues eso es "Cowboy de medianoche", una continua huida en busca del paraíso que se les niega a la mayoría de las personas, especialmente a las más sensibles y débiles.  
El memorable final, con Miami reflejado en la ventana del autobús
Título original Midnight Cowboy           
Año 1969
Duración 113 min.
País Estados Unidos
Dirección                
Guion Waldo Salt (Novela: James Leo Herlihy)
Música John Barry
Fotografía Adam Holender
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Productora United Artists

1 comentario:

Mr. X dijo...

Solo la he visto una vez y me acuerdo de muchas cosas de ella. Sobre todo de los actores, que estaban genial. El ambiente es tan sórdido que a veces tengo la sensación de que ahí huele mal.