Un año da para mucho cine, bueno malo y regular, así pues aquí estamos con nuestra cita anual para hablar de lo (poco) que hemos visto en salas cinematográficas y más brevemente, en nuestro acogedor hogar: ahí no hay un sonido Dolby atronador y puedes parar a mear, que cada día son más largas las películas pese a tener cada vez menos que decir. En fin, cada día más viejo, más cascarrabias, acordarse que llevo desde 2008 con este blog y desde 2009 haciendo un balance anual. Empecemos:
Passengers (Morten Tyldum)
Curiosa película de ciencia-ficción que parte de una premisa de lo más estimulante: durante un largo viaje interplanetario un pasajero (Chris Pratt) se despierta sin poder volver a su estado de hibernación. Lo peor es que el viaje es tan lago que cuando lleguen, él ya habrá muerto. Pasado casi un año, empieza a enloquecer y se le plantea la disyuntiva de despertar a una mujer (Jennifer Lawrence) de la que se ha enamorado platónicamente o morir solo.
Aunque es verdad que el tema podría dar para más, sobre todo si se hubiera tirado por el lado dramático y no tanto por el romántico o de acción, es muy entretenida. Los dos actores están fantásticos y los efectos visuales son realmente impresionantes, lo que hoy día ya es decir. Un interesante film que supone el debut en Hollywood de un director noruego que promete.
50 sombras más oscuras (James Foley)
James Foley gozó, en la década de los 90 del pasado siglo, de un cierto prestigio por "Glengarry Glenn Ross" (1992) adaptación de obra de David Mamet, prestigioso dramaturgo famoso por poner muchos tacos en sus diálogos, como bien dijo Homer Simpson. Tras una previsible decadencia ha vuelto a la palestra por ser el director de varios capítulos de la celebrada serie "House of cards" (2013-presente). Esto viene a cuento porque las películas de Foley valen lo que valgan sus historias y si es un best-seller tan particular como éste, sólo cabe decir que el film gustará a los fans del libro (y su anterior adaptación) y aburrirá al resto. En comparación con el primer "50 sombras..." tiene más de todo: sexo (dentro de un orden), diálogos "fuertes", personajes y lujo. Y un detalle no baladí: la prota logra cambiar a su hombre, no me extraña el éxito entre las féminas.
El bar (Álex de la Iglesia)
Sin demasiado éxito entre la crítica pero bien tratada por el público, la 13ª película de Alex de la Iglesia es la más fiel a la esencia del director, es más, su cine es en esencia "El bar". Y a un servidor le gusta, con sus defectos (ese gusto por el exceso que por fortuna ha ido moderando) y con sus enormes virtudes, a saber: un ritmo en el que no da tregua al espectador, imágenes sobrecogedoras, virtuosismo visual, golpes de humor negro y sorpresas de guion. Es cierto que algún personaje (que no actor, todos excelsos) acabe resultando forzado mas no empaña el resultado final en el que su autor muestra su convencimiento de que, como escribió Plauto "El hombre es un lobo para el hombre", aunque siempre hay un detalle o un personaje que parece querernos redimir con el mundo.
Blade Runner 2049 (Denis Villeneuve)
Película que generó unas elevadas expectativas en mi caso insatisfechas. De entrada Villeneuve no es santo de mi devoción, "La llegada" me pareció un pedante intento de hacer intelectual el tema de la invasión extraterrestre, es un cineasta plúmbeo, pesado y aunque lo que más se ha criticado (no sin razón) ha sido lo deslavazado de su guion, creo que el director no colabora en salvar la función, alargando los planos hasta límites irritantes y sin dar unidad a la historia. Parece como si le interesaran determinadas escenas (algunas brillantísimas) y ciertos personajes por encima de otros. Pero no exageremos, no es un desastre total, a la impresionante dirección artística y efectos visuales hay que añadirle una carnal Ana de Armas que dota a su personaje de una gran humanidad, mostrando involuntariamente el principal defecto del film: su frialdad.
Liga de la Justicia (Zack Snyder)
Un film condicionado por la terrible desgracia familiar que sufrió su director y que obligó a sustituirle por el también especialista en films de superhéroes, Joss Whedon, lo cual hace pensar a algunos en qué película habríamos visto de terminar Snyder el rodaje y realizar el montaje definitivo. Esta discusión se me antoja bizantina y, creo, lo mejor es juzgar a La Liga por lo que se ve, que no es ni más ni menos que un aceptable film de superhérores, muy entretenido (en eso mejora a "Batman vs Superman") y que da la sensación de incompleta no tanto por las vicisitudes de la producción como por la línea que siguen tanto DC como Marvel (Disney) en sus adaptaciones cinematográficas: son sagas conectadas, entretenimientos de lujo, tan dignos como formularios, sin la profundidad que podrían dar a los personajes que hay detrás del héroe. En su defensa decir que es de agradecer sus formas visuales, a algunos les resulta "feo", para mí es estilo, la coherencia la valoro.
En menor detalle que no en importancia destacar la excelente "Sully" de Clint Eastwood, un señor que sólo hace buenas películas u obras maestras. Sin extenderme diré que se parece más a lo segundo que a lo primero por su sencillez (no simpleza) y planteado en la historia dos temas de actualidad: la conmoción que aún sufren los EE.UU. post 11-S y la relación del hombre con la tecnología.
Algo menospreciada por tratarse de un producto de Atresmedia y pretender sólo entretener, "Contratiempo" es el típico thriller de "quién es el malo" bien rodado, con sorpresa final (como debe ser) y buenas interpretaciones. El catalán Oriol Paulo me parece un director muy infravalorado, ahí está la excelente "El cuerpo" (2012) para demostrarlo. Mientras tanto otros vacían cines e insulta al público español. "La la land, ciudad de las estrellas" (Damien Chazelle) triunfadora a medias de los pasados Oscar, un musical que mezcla con armonía tradición y modernidad, un festín para el cinéfilo (clásico) y sobre todo una película que llega al corazón. Sus últimos quince minutos entran con todo merecimiento en la historia del género pese a ser claramente deudor de "Cantando bajo la lluvia" (1952, Stanley Donnen y Gene Kelly) y Un americano en París (1951, Vicente Minelli). Un brillantísimo musical postmoderno.
"Déjame salir" (Jordan Peele) prometía ser una de las sorpresas del año: un film de suspense/terror con crítica al racismo (disimulado) de la clase media-alta. Quizá por las elevadas expectativas me quedé un poco decepcionado, no es para tanto y me parece otra más de esas películas de directores de color que denuncian la situación de los de su raza en EE.UU. tan de moda hoy y de las que pocas perdurarán. Algún momento brillante, desarrollo irregular, termina como el rosario de la aurora y no me refiero al baño de sangre.
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