3 sept 2017

Tengo miedo

Charlie Hebdo no tiene miedo, a veces me irrita pero nunca se achica, mi más rendida admiración
Al contrario que la mayoría de la gente que tras los atentados yihadistas de Barcelona (dicen) no tener miedo yo sí lo tengo. Y mucho. Y no por pocas razones, lo cual me lleva a temer más todavía:
  • Tengo miedo porque estos tipos no tiene piedad, son gentes sin alma que hablan en nombre de una causa cuyo espíritu es liquidar a occidente y todo lo que representa.
  • Tengo miedo porque veo que no hay lugar seguro, que puede ser cualquiera en cualquier lugar el que padezca su ira. Pueden ser bombas o cuchillos de cocina, camionetas o aviones suicidas, da igual pues todo es un arma.
  • Tengo miedo porque esto no tiene visos de acabarse, cada día ocurre más veces en más sitios y nos estamos empezando a acostumbrar. Eso es terrible.
  • Tengo miedo porque los que deben tomar la decisión sobre cómo acabar con el problema no se ponen de acuerdo para solucionarlo, mienten, miran por sus intereses antes que por los de los que pagan sus sueldos y les votan.
  • Tengo miedo porque veo a mi país dividido y eso hace que repeler o evitar cualquier ataque sea más difícil. Ahora nos echamos las culpas los unos a los otros en vez de asumir responsabilidades y buscar salidas.
No tengo soluciones, sólo ideas que para algunos serán útiles y para otros no, tampoco importa, mas tengo una certeza: esta batalla (o guerra, o lucha, o como lo quieran llamar porque ni en eso nos ponemos de acuerdo) la estamos perdiendo. No a corto plazo, claro, caerá el ISIS, como cayó Bin Laden como han caído otros pero alguien recogerá la antorcha. Es terrible pero el que haya conflictos en oriente medio a ellos les está entreteniendo, está siendo nuestra salvación, de momento.
Mas un día se unirán, encontrarán un gran líder o simplemente se impondrán por su abrumadora superioridad demográfica y entonces igual no estamos para verlo pero sí nuestros hijos o nietos. Creo que todavía estamos a tiempo, desde luego nuestra imperfecta civilización caerá como han caído todas, aunque no me gustaría que fuera a manos de estos bárbaros. Al menos deberíamos dejar algo tras de nosotros y para ello deberíamos empezar por recordar y valorar lo que nos llevo a vivir como vivimos.

Coda final: Sentí infinita tristeza mas que rabia con el aquelarre nacionalista del pasado 26 de agosto en Barcelona. Y vergüenza porque lo vieron en todo el mundo, imagino (y deseo) que las familias de las víctimas tendrían cosas más importantes que hacer.

No hay comentarios: