Era difícil igualar el triplete del año pasado y no pudo ser, debido a una calamitosa Euroliga, pero el carácter de estos jugadores y el hecho de que por fin llegaran todos sanos al final (tantos partidos pasaron factura) permitió derrotar a un rival que contaba con factor cancha a su favor. Creo que tenemos un gran equipo pero dos jugadores son fundamentales: Llull y Ayón. El primero, MVP de la final y uno de los mejores jugadores europeos de la actualidad está dando un rendimiento óptimo, habría que poner en valor la visión de Joan Plaza por ficharlo cuando jugaba en el modesto Manresa. "Machete" es imprescindible en el juego interior, talón de Aquiles del juego de Laso, lástima que el CSKA haya aparcado un camión de dinero delante de su casa. Con lo agarrado que es nuestro laureado presidente me temo que no seguirá. Disfrutemos, pues de este histórico doblete, de esta hegemonía en España que no se daba desde los años 80: el Real Madrid ha vuelto para ¿quedarse?
En la NBA saltó la sorpresa: los Cleveland Cavaliers de Lebron James dieron la campanada remontando épicamente un 1-3 ante los Warriors del endiosado Stephen Curry. El equipo de la bahía de San Francisco batió el récord de victorias en fase regular de los Bulls (me dolió, soy muy de Jordan) y quizá pagó este esfuerzo más una final de conferencia ante Oklahoma realmente dura. Lebron es uno de los escasos jugadores de la superprofesionalizada liga americana que aún se dejaba llevar por los sentimientos y decidió que, tras ganar dos anillos en Miami, era hora de volver a su Cleveland natal y ganar; además, este año contó con la ayuda de Kyle Irving, Jefferson o Kevin Love: Cleveland no es sólo un jugador. Les ha costado, nadie daba un duro por ellos y, hay que reconocerlo, han tenido cierta suerte pues Golden State tenía su pívot titular (el australiano Andrew Bogut) lesionado; además, ni Curry, ni K. Thompson estuvieron entonados en el partido decisivo. Green, la tercera estrella del equipo, no fue suficiente.
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