8 may 2016

Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia

Por Doyle 

La particular versión de The Great Gatsby (2013) del australiano Baz Luhrmann, de tímida respuesta en taquilla y con una desigual critica, no sé que fibra tocó en mí interior este film (en realidad sí lo sé, pero me lo reservo para mí) que su historia me atrapó sin remedio.  
La revisioné, quizás demasiadas veces (algo muy frecuente en el que suscribe cuando le gusta mucho una película, todo hay que decirlo) para más tarde hacerme con la versión de 1974 protagonizada por Robert Redford que, muy a mi pesar, no supo plasmar aspectos esenciales en la dramatización y el guión que por otra parte, sí hace su sucesora. 
Poco después decidí leer el libro, el cual me pareció portentoso; incluido el genial epílogo de Justo Navarro. Y es allí donde pude descubrir detalles que se me habían pasado por alto o recabar en matices que no eran posibles determinar por su complejidad, en un simple film. 

Atrapado por la que es, sin duda alguna, una de las mejores novelas de la literatura norteamericana de todos los tiempos, y por la magia de la narrativa de Scott Fitzgerald, me arriesgé a embarcarme en la grata tarea de saber más de él y de su obra, y eso es exactamente de lo que me gustaría hablaros a continuación: 

Francis Scott Key Fitzgerald (Saint Paul, 1896 - Hollywood, 1940) creció en una familia de católica irlandesa de clase media-baja. Desde muy pequeño destacó por su persistencia y empeño en las letras y la Literatura. Gracias al dinero de la familia de su madre, estudió en la prestigiosa Universidad de Princentown y allí vivió sus primeras decepciones. De imaginación desbordante e idealista romántico, aunque sobresalía en sus asignaturas favoritas, descuidaba el resto de materias. Fantaseaba con ser el capitán y quarterback del equipo de fútbol, deseando por encima de todo la popularidad y la admiración de sus compañeros. Nada mas lejos de la realidad. No llegó siquiera a llegar a ser elegido para el equipo titular debido a su corta estatura. Mas tarde llegó su primer desengaño amoroso, se llamaba Ginevra King y fué su gran amor platónico e inspiración para muchos de los personajes femeninos de sus novelas. Aunque mantuvieron una breve relación, ella lo rechazó porque el padre de esta lo desaprobaba, el cual en una ocasión llegó a decirle: "Los chicos pobres no deberían pensar en casarse con las niñas ricas". Todo ello, junto con un curso suspendido por bajas calificaciones y el hecho vivir en una Universidad rodeado de hijos de padres acaudalados entre los que siempre se sintió un extraño, lo marcarían profundamente. 
Dejo Princentown sin llegar a graduarse y se alistó en el ejército para luchar en la Gran Guerra, aunque nunca llegaría a combatir ya que fue firmado el armisticio de Noviembre de 1918 poco antes de que fuera a ser embarcado.  
Es durante su formación militar, en un baile en un club de campo, donde conocerá al amor de su vida: su mujer Zelda Fitzgerald. Hija de un Juez de la Corte Suprema de Alabama y la menor de seis hermanos es, además de una auténtica belleza sureña, una chica alocada y traviesa. Muy adelantada para su tiempo fué quizás, la más importante Flapper de la época: "Bailó, escribió, pintó, bebió, experimentó y se comió el mundo a bocados, pero por degracia para ella, también estuvo relegada a un segundo plano por vivir a la sombra de un gran escritor". 
Fitzgerald fué el máximo exponente de la llamada Generación perdida, con un éxito quizás demasiado prematuro a raiz de la publicación de su primera novela A este lado del paraíso, cuya primera edición se agotó en escasos tres días. Scott tenía tan sólo 23 años de edad.  
Supo retratar como nadie los locos años 20, la era del Jazz  o como la definiría el propio Fitzgerald: "La mayor orgía de la historia" refiriéndose no cabe duda, a una época de excesos donde el alcohol y las fiestas frenéticas y desenfrenadas vividas en primera persona, acarrearían trágicas consecuencias para él y su esposa.  En su caso, una grave adicción al alcohol que debería soportar hasta el final de sus días y a su mujer, la temprana e irreversible afloración de una por aquel entonces, extraña enfermedad mental congénita: la esquizofrenia. 
  
En sus novelas, tardíamente consideradas auténticas obras maestras, utiliza claras referencias autobiográficas, retratando unos personajes brillantes y efimeros, llenos de juventud, desesperación y temor al fracaso. En ellas refleja los problemas de la juventud de aquellos años, expresando el cansancio que sentían los jóvenes de su generación, arrastrando su desencanto y frustración entre el Jazz y la ginebra. Lo que a mi parecer, guarda bastante paralelismo con la época actual, por qué no decirlo. 

Con Zelda vive una tórrida relación en la que se mezclan fuertes discursiones, infidelidades y continuos ataques de celos (ella llegó a arrojarse literalmente, desde una barandilla del hotel Saint Paul de Vence en Niza, para llamar la atención de su marido, que se hallaba en ese momento saludando a la famosa bailarina Isadora Duncan). Pero detrás esta montaña rusa emocional se encondía: "la llama de una pasión enfermiza de dos séres vulnerables que no podían vivir el uno sin el otro...a pesar de sí mismos". 
Pareja de ensueño, siempre rodeados de estrellas y celebridades, todo el mundo pregunta por ellos o desean ir a sus interminables fiestas. En ellas era habitual ver bailar a Zelda subida encima de una mesa y a Scott, siempre encantador, con un vaso de ginebra en la mano y un cigarrillo en la otra. 
En Marzo de 1922 se publica su segunda novela Hermosos y malditos, libro que tendrá también buenas ventas y que narra el deterioro de una feliz pareja que bebía y se peleaba hasta el punto de acabar autodestruyéndose. 
Después de vivir una temporada en Connecticut deciden dejar Estados Unidos e ir a Europa, para ello embarcan en el Equitania y parten rumbo a Inglaterra y de allí a Francia, Venecia, Florencia, Roma. Regresaran a Estados Unidos seis meses mas tarde, donde Zelda dará a luz al único descendiente de la pareja, su hija Frances Scott Fitzgerald, a la que apodarán "Scottie" y que será practicamente criada por niñeras e institutrices. "Los niños nunca deben ser una molestia" dirán ambos.  
Las fiestas prosiguen, denominados por las revistas de sociedad como "nuevos ricos", dilapidan su fortuna en coches, ropa, viajes, alquiler de mansiones... con lo que deciden irse a vivir a Paris, donde la vida es mucho mas barata y poder así continuar su desenfadado nivel de vida.  
El verano de 1924 lo pasan de vacaciones en la costa azul y mientras Scott escribe El gran Gatsby,  Zelda en cambio se aburre y acude todas las tardes a la playa, donde se enamora del aviador francés Edouard Jozan con el que tiene una aventura. Ese mismo Septiembre, cuando su amante la abandona, Zelda intenta suicidarse por primera vez tomando pastillas y Scott descubre que: "habia sucedido algo irreparable". 
Aunque Scott la perdona, nada volverá a ser igual. A pesar de que El Gran Gatsby es posiblemente su mejor novela, no obtiene buenas criticas ni tiene la acogida esperada por el público. El dinero va acabándose y Scott comienza a escribir relatos cortos y cuentos para distintas revistas e editoriales para así poder pagar las facturas.  
Cada vez discuten con más frecuencia y más acaloradamente, Zelda tiene celos del talento de Scott y éste a su vez, siente celos del carisma y la belleza de Zelda.   
"La historia de mi vida es la de la lucha entre una imperiosa necesidad de escribir y una combinación de circunstancias que se aliaban para impedírmelo". 
En el verano de 1926, empiezan a darse sintomas de que Zelda no está bien psicológicamente. El por aquel entonces amigo y compañero de juergas de Scott en Paris, Ernest Hemingway, que sentía una intensa aversión por Zelda dirá: "Un día se me acercó y me dijo: ¿No te parece que Al Jolson es más grande que Jesús?. Era solo un secreto que habia compartido conmigo, como un halcón compartiría algo con un hombre, pero los halcones no comparten con nadie. Scott no volvió a escribir nada bueno hasta que comprendió que Zelda estaba loca".  
Con tan sólo 30 años de edad, Zelda comienza a desarrollar un comportamiento depresivo con cuadros de violencia incontrolable y alucinaciones que terminaría con su primer internamiento en un hospital psiquiátrico en 1930 tras otro intento frustrado de suicidio.  
Scott siempre diría de su mujer: "Me enamoré de su coraje, su sinceridad y su llameante respeto propio. Y esas cosas son las cosas en las que creo, incluso si el mundo entero se entrega a las salvajes sospechas de que ella no era todo lo que ella debe ser. La amo y ese es el principio de todo". 
Los dias de vino y rosas de pronto terminan. El crack del 29 hace que el lector medio pierda el interés por la particular visión de Fitzgerald sobre la decadencia del sueño americano, la burguesia y su inaccesible mundo.  
Los años a caballo entre Europa y Estados Unidos le pasan factura, su adicción al alcohol se agrava y su salud se deteriora, siendo ya un muñeco roto de la literatura y con gran parte del público creyéndole muerto, dejará constancia de su declive físico y personal con un relato abrumadoramente pesimista, cruel, testimonial y emotivo acerca de la fractura de los valores y del hundimiento del individuo y de la sociedad, titulado "The Crack-Up" que comienza de esta debastadora manera: “Toda vida es un proceso de demolición” (F. Scott Fitzgerald "El Derrumbe"). 
Con todo ello en 1937 decide viajar a Los Angeles "Si puedo ganarme la vida seguiré como novelista. Si no, voy a renunciar, volver a casa, marcharme a Hollywood y aprender el negocio del cine". 
Con Zelda ingresada en distintos hospitales desde hace varios años, es allí donde conocerá a la periodista del corazón Sheila Graham con la que tendrá una relación que durará hasta el final de sus días.  
Alterna su trabajo como guionista en la United Artists, necesitado de dinero rápido para poder costear los caros hospitales de Zelda y los colegios privados de su hija Scottie, con la escritura de su última e inacabada novela de publicación póstuma El amor del último magnate que aparecerá en 1941 gracias a su amigo Edmund Wilson, quien la completa basándose en las notas de Scott y de la que se haría una posterior adaptación cinematográfica: El último magnate (1976).
Su olvidable etapa como guionista en Hollywood, fué despedido de la Metro Goldwyn Mayer primero y de la United Artists después, la definió muy acertadamente el cineasta Billy Wilder: "Es como si a un escultor, le pusieras a fabricar cañerias".  
Aún así, firmaria 2 importantes libretos que nos dejaría para la posteridad, poniendo siempre algo de si mismo en ellos: Tres camaradas (1938) y La última vez que vi París (1954).  
Se marchó con 44 años (aunque pareciese ya un anciano), mientras escuchaba un partido de fútbol americano y comía una tableta de chocolate. Había sufrido 2 infartos previos ese mismo mes. Ambicioso, misterioso y siempre dado a los excesos como su alter ego Jay Gatsby, murió de manera  trágica al igual que este. 
Al que suscribe este artículo siempre le quedará la duda de saber qué joyas literarias nos hubiera dejado este magnífico escritor desde la particular atalaya de su madurez. 
En su necrológica The New York Times habló de él como escritor pero también ya como un mito: La vida y la obra de Fitzgerald encarnaron a "todos los jovenes tristes" de la generación de la posguerra. 
Años mas tarde llegarían Días sin vida (1959) film basado en el libro de memorias "Beloved Infidel" (1957) de Sheilah Graham y Gerold Frank, en el que se relatan los años de tortuosa relación entre un alcoholizado Scott y su amante en Hollywood. Y Suave es la noche (1962) adaptación de su novela homónima que trata de un psiquiatra que termina casándose con una de sus pacientes, una rica pero mentalmente perturbada mujer. Historia que guarda bastante similitud con la vida de Zelda y Scott justo antes de que ésta tuviera que ser ingresada. 
Zelda siempre diría: "Dicen que la locura nos separó. Es justo lo contrario: nuestra locura nos unía. Es la lucidez la que nos separa".  
Zelda moriría 7 años mas tarde durante un incendio en el hospital Highland en Carolina del Norte, la leyenda dice que provocado por ella misma, ya que no era la primera vez que hacía algo similar. Murieron también otras 8 mujeres. Su cuerpo, totalmente calcinado, tuvo que ser identificado por uno de sus zapatos. 
Zelda y Scott son recordados ya como mitos e iconos atemporales, siempre fieles a sus propios sueños, con la valentía suficiente para creerse capaz de realizarlos y en el fondo, llenos de esa dolorosa sensación de temor frente a la irrevocabilidad del pasado. La pareja más romántica y temeraria de la generación perdida tuvieron unas vidas intensas y trágicas llevadas al límite.  
Y es que, por desgracia, y parafraseando a Luhrmann: "Todas las cosas bellas y llenas de luz se desvanecen tan rápido... y jamás regresan...". 
 

Breve apéndice bibliográfico de obras publicadas en nuestro país estos últimos años para entender la fiebre que se ha desencadenado por esta singular pareja, ya etiquetada como Fitzgeraldmania (entre los que yo mismo me incluyo). 

En la literatura: 
  • 2002 Querido Scott, querida Zelda, publicado por Editorial Lumen. Libro en el que se recopilan una serie de cartas, algunas inéditas hasta la fecha, que el autor y su mujer se cruzaron a lo largo de su vida desde su noviazgo hasta el internamiento de ella.  
  • 2002 Hemingway contra Fitzgerald: auge y decadencia de una amistad literaria, de Scott Donaldson, publicado por la editorial Siglo XXI, en el que se relata la singular relación de estos dos escritores, en la que se mezclaron rivalidad y respeto mutuo.  
  • 2009 Alabama Song, por Gilles Leroy, Publicado por Román y Bueno Editoriales. Hermoso relato sobre la vida de Zelda Sayre Fitzgerald.. 
  • 2012 El gran Gatsby, reedición ilustrada por el artista norteamericano Jonny Ruzzo y publicada aquí por Sextopisoilustrado. 
  • 2012 Reservame el Vals, de Román y Bueno Editoriales. Única novela escrita por Zelda Sayre Fitzgerald en 1932 y nunca antes publicada en España.  
  • 2013 Cartas a mi hija, de Alpha Decai. Recopilación de cartas escritas por Scott Fidzgerald y dirigidas a Scottie, su única hija. 
  • 2014 Sobre la escritura: Francis Scott Fitzgerald, de Larry W. Phillips, publicado por Alba Editorial. Conjunto de citas y fragmentos de textos en el que  el autor  reflexiona sobre lo que supone ser escritor y escribir literatura. 
  • 2015 El arte de perder. Una vida en cartas, por la editorial Círculo de Tiza. Reúne una selección de la correspondencia de Scott Fitzgerald que mantuvo con familia y amigos desde su prematuro éxito hasta su trágica muerte. 
En el cine:  
  • 2008 El Curioso caso de Benjamin Button adaptación de uno de sus más conocidos relatos, escrito en 1920. Scott lo definió como: "la historia más divertida jamás contada" y como "una de mis historias favoritas". Su argumento lo inspiró Mark Twain, quien en una ocasión comentó que era una pena que la mejor parte de la vida se diera al principio y la peor parte al final. 
  • 2011 Midnight in Paris donde el director Woody Allen hace su particular homenaje al Paris loco de los años 20. 
  • 2013 El gran Gatsby del australiano Baz Luhrmann. 
En el teatro: 
  • 2003 Zelda - A musical based on the life of 1920s American icon Zelda Fitzgerald. Creado por los compositores Roger Cook y Les Reed, su argumento se tejió alrededor de 20 canciones compuestas a lo largo de un periodo de diez años (entre 1992 y 2002). Se representó en el Teatro Yvonne Arnaud de Guildford y en el West End de Londres durante escasamente 2 años.  
En el comic: 
  • 2008 No me dejes Nunca del noruego Jason; en el que Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, James Joyce y Ezra Pound son los protagonistas de una aventura en el Paris de los años 20. Publicado en España por la editorial Astiberri. 
  • 2013 Superzelda, novela gráfica que ilustra la vida de Zelda Sayre Fitzgerald, creada por los italianos Tiziana Lo Porto y Daniele Marotta. Se publica en España por 451 Editores.

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