15 ago 2014

Niágara

La localidad de Niágara en el estado de Nueva York es probablemente una de las más famosas del mundo. La razón es de sobra conocida, las famosas cataratas a las que el río Niágara da su nombre. Surgidas tras una glaciación, hace más de 10.000 años aparecen a la vez que los grandes lagos que separan EE.UU. de Canadá y desembocan en el lago Ontario, el menor de todos.
Está formada por tres cataratas, la más pequeña es conocida como "Velo de Novia" y siendo como es un lugar habitual para parejas en su luna de miel, es obligado su visita...previo pago, claro. Las otras dos son las llamadas "estadounidenses" y "canadienses", en referencia al lado de la frontera en el que están.
Hotel "Príncipe de Gales" en Niagara on the lake (Canadá)
El pueblo de Niágara se divide en dos: el coqueto pueblo canadiense de Niagara on-the lake, que tiene más de 8.000 habitantes, posee unos edificios estilo colonial muy bellos, está casi toda ajardinada y se puede pasear por ella en carruaje; el otro es el llamado Niagara Falls, que son las viviendas, hoteles y restaurantes junto a las cataratas, de un turismo menos selecto y más masivo. Hay varios hoteles, destacando el veterano Sheraton, un gigantesco hotel de buenas camas y habitaciones amplias. Muy cerca está el Casino indio Séneca, regentado por la comunidad de los Tonawanda y que no tiene nada que envidiar a los de Las Vegas pues ofrece tragaperras, póker, ruletas, varios restaurantes y actuaciones en directo.
Del lado estadounidense hay buenas vistas y un parque para pasear o recorrerlo en un trenecito turístico junto al río, muy cuidado pero con mosquitos como camiones. Hay también un mirador pero está claro que las mejores vistas de las cataratas está en el lado canadiense.
Tras cruzar un puente de aproximadamente un kilómetro uno se encuentra con que hay que pagar uno dólar canadiense (o así) en moneda y enseñar el pasaporte. Es más pesado volver, en EE.UU. hay controles más serios tanto a pie como en vehículo pero no suele haber problemas.
Una vez en Canadá lo normal es quedarse alucinado viendo el espectáculo, que por la noche es aún más vistoso gracias a las luces. Es obligatorio tomar el Maid of the Myst, un barco que realiza un paseo por las tres cataratas, la verdad es que tragas espuma y te mojas pese al chubasquero pero merece la pena, eso sí, cuanto más cerca de los falls peor porque con la myst no se ve una shit.
Como en el Springfield de Los Simpson existe un restaurante giratorio, la Torre Skylon, con una espectacular vista no sólo de las cataratas sino de toda la región si el día es claro. Además hay una noria, atracciones y restaurantes (más caros que los americanos, ojo) y mucho ambiente. Ya fuera del pueblo, se puede uno acercar a lugares tan curiosos como El reloj floral más grande del mundo o la Capilla más pequeña del mundo.
Cable-carril sobre el río Niágara
El paisaje es espectacular, mucho verdor y llaman la atención los viñedos, pues allí se cultiva un vino dulce que se recoge en enero (con la uva helada) que empieza a hacerse famoso. A una milla aproximadamente de la frontera Canadiense está la aportación española: el llamado Spanish Aerocar. Digo aportación española porque fue diseñado por el ingeniero español Leonardo Torres Quevedo y es un cablecarril que lleva pasajeros desde el lado canadiense hasta el otro lado del río. Tampoco muy lejos hay una impresionante central hidroeléctrica y un gran embalse que da luz y calma la sed de todo el estado de Nueva York, además de la ciudad de idéntico nombre. Los americanos son nuestros seres superiores.
A dos horas en coche está la ciudad de Toronto pero esa ya es otra historia.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Un sitio precioso y alucinante!! Habrá q volver no??

dacosica dijo...

Yo criqui qui sí.