En los años 70 y 80 la tele se vio inundada de detectives privados. No era algo nuevo, la TV desde el inicio siempre buscó en el género fuentes de inspiración con series como "Hawái 5-0", "Mangnum" o "McMillan y señora" competían aunque creo que no habrá nunca nadie como "Colombo". Pero los tiempos cambian, llegan los sofisticados y horteras años 80, lo que trae consigo a un ejército de investigadores privados/aficionados: estaba una señora gafe que donde iba había un asesinato ("Se ha escrito un crimen"), un chulito melenudo que hacia el bien con un automóvil fabuloso ("El coche fantástico") y un grupo de mercenarios ex-combatientes que si los encuentra, usted puede contratarlos ("El equipo A").
Como decía la TV se hacía más sofisticada, más cool y aumentaban los presupuestos. Grandes estrellas del cine en declive (Rock Hudson, Dean Martin, Tony Curtis) se mezclaban con jóvenes valores en busca del estrellato. Y llegaron dos series de detectives que aún son recordadas por su elegancia, humor y originalidad...dentro de lo que cabe: "Remington Steele" y "Luz de Luna".
- El detective cinéfilo: Remington Steel (1982-1987).
Laura Holt (Stephanie Zimbalist) es una eficiente detective que no encuentra clientes, ya que estos desconfían de ella para asignarla un trabajo debido a que es una mujer. Así que se inventa a un personaje llamado Remington Steele, a todos les dice que es su jefe y que le envía a ella. Pero todo cambia cuando en su oficina se presenta un cliente que insiste en conocer a Remington Steele. Laura debe encontrar a alguien que "interprete" el personaje...
Ni que decir tiene que la NBC logró un enorme éxito con esta simpática serie en la que imperaba más la comedia que el romance aunque entre Steel (Pierce Brosman) y Holt (siempre con sombrero) terminara surgiendo el amor tras no pocas aventuras, que incluyeron una visita a Irlanda para conocer los orígenes del personaje. Con "Reminton Steele" se inició una edad de oro en la TV con mayores presupuestos y tramas más originales. Evidentemente la serie acabó por perder interés porque, como todas, cae en la repetición pero dejó un gran sabor de boca.
Merece una mención aparte la secretaria, Mildred Krebbs (Doris Roberts), que empezó a aparecer esporádicamente en la segunda temporada para quedarse fija a partir de la tercera. Era lo más divertido junto con las geniales ocurrencias de Brosman, que siempre encontraba una gran idea para resolver el caso recordando una película clásica de la que enumeraba de memoria la productora, el reparto y el director. La inolvidable sintonía era del gran Henry Mancini. Todo clase.
Como nota curiosas decir que nunca se llegó a saber el auténtico nombre del personaje encarnado con elegancia e ironía por Brosman.
- Una modelo arruinada: Luz de Luna (1985-1989)
La ex-modelo Madelyn "Maddie" Hayes (Cybill Shepherd) se despierta un mal día y descubre que su contable se ha fugado y la ha dejado en la ruina. Sólo le queda una agencia de detectives llamada "Ciudad de los Ángeles", luego lo cambian a "Luz de luna", dirigida por un tipo juerguista y chulesco llamado David Addison (Bruce Willis).
Ya en el piloto se puede ver uno de los grandes aciertos de la serie: la tremenda química entre sus protagonistas. Tanto en las escenas de "acción" (la serie tenía numerosas persecuciones de lo más absurdo y destructivo), en las discusiones (Addison la confunde con una ex-conejita de PLAYBOY) y la atracción entre ellos (un baile en un bar a altas horas de la madrugada).
Creada por Glenn Gordon Caron, ex-guionista de "Remington Steele" y emitida por la ABC, "Luz de Luna" marca un antes y un después en el mundo de las series, utilizando la tensión sexual entre los protagonistas mezclada con comedia y algún toque dramático en un nuevo género: dramedy.
La serie alcanzó su punto álgido en la tercera temporada en la que, por fin, Addison y Hayes se besaban apasionadamente...y se fastidió. Caron abandonó entonces la serie por desavenencias con los productores, Shepherd se quedó embarazada y "desapareció" varios episodios y Willis empezó a ser una gran estrella cinematográfica. Desde entonces, cuando en una serie se "lían" los protas y empieza a decaer se habla del "síndrome de Luz de Luna". La serie cayó en audiencia pese al mayor protagonismo de Agnes Topisto (Allyce Beasley) y Herb Viola (Curtis Amstrong) y a lo irónica que se volvió, con los protas hablando directamente con el espectador, cantando canciones o con episodios tan simpáticos como "Shakespeare atómico" versión de "La fierecilla domada", con una exuberante ambientación medieval y grandes gags cómicos.
Es mi serie favorita, así sin más, y en gran parte es gracias al excelente doblaje, en especial de los protagonistas de Ramón Langa (David Addison) y Gloria Cámara (Maddie Hayes).
Queda para el recuerdo el sugerente tema "Moonlighting" de Al Jarreau y la sensación de que es uno de esos productos que muestran más fielmente el espíritu de los 80:
Maddie: ¿Por qué no hay nadie trabajando?
Agnes: Eh...estamos en los 80.
2 comentarios:
Muy buenas todos
Viva los 80!!!
Yo de Remington me acuerdo mas que de Luz de Luna, y ambas molaban y mira donde han llegado Pierce y Bruce.....
De todas me quedo con Magnum, ese Tom Select cogiendole prestado el ferrari al dueño de la casa....genial!!!
¡¡Vivan las parejas de detectives, Dacosicaaaaaaaaaaaa!!
Me da a mí en la punta de la nariz que el germen de este tipo de historias se deba a aquella serie de películas clásicas donde William Powell y Myrna Loy interpretaban a un matrimonio de detectives, conocida como la saga del Hombre delgado -este fue el título del primer film-, a partir de las novelas que Dashiell Hammett parece ser que escribió "para comer".
David Niven y Maggie Smith fueron sus alter ego en Un cadáver a los postres, acompañados de otros tantos alter ego de Charlie Chan (Peter Sellers), Poirot (James Coco), Miss Marple (Elsa Lanchester) o Sam Spade (Peter Falk, que luego se convertiría el amigo Colombo).
[Para que veas que cuando quiero, escribo :P]
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