El director australiano Peter Weir (Sidney, 1944) no goza de una gran fama entre el público, cosa rara viviendo del firmante de las famosas "Único testigo" (1985) y "El club de los poetas muertos" (1989). Algo injusto teniendo en cuenta su enorme talento no sólo para ofrecer películas vistosas desde un punto de vista visual, sino también como director de actores: Mel Gibson, Harrison Ford, Sigourney Weaver, Russell Crowe, Ed Harris o Jim Carrey han dado siempre lo mejor de sí mismos con él tras las cámaras.
El hecho de que Weir llegara al cine se debe en parte a la política cultural del gobierno australiano quién durante los años 70 subvencionó y favoreció al cine como medio para dar a conocer el país en el exterior. Esto dio sus frutos y ahí están como ejemplos "Mad Max" (George Miller), "Calma total" (Phillip Noyce), "El piano" (Jane Campion) y un montón de técnicos y actores (Nicole Kidman, Naomi Watts, Sam Neil) que hoy destacan mundialmente. Hoy comenzamos un repaso a su obra, para el que suscribe una de las más interesantes de todos los directores vivos.
La belleza en estado puro: "Picnic en Hanging Rock" (1975)
Tras su debut con "Los coches que devoraron París" (1974) Weir se embarcó en la adaptación de una novela de gran fama en su país "Picnic at Hanging Rock" de Joan Lindsay, la cual está basada en sucesos reales acaecidos en 1900. Un grupo de alumnas de un colegio victoriano va a hacer una excursión a Hanging Rock, una formación rocosa de origen volcánica. Después de comer, un pequeño grupo de ellas junto con una profesora deciden investigar las zonas más recónditas del lugar y misteriosamente desaparecen. Cercana al cine fantástico, cuando no del terror, rodeada de una extraña atmósfera de ensueño e irrealidad, "Picnic en Hanging Rock" es una OBRA MAESTRA, de obligado visionado. Nada queda claro, todo se sugiere y el misterio, la fascinación, la belleza (las chicas que desaparecen son las más guapas), el romanticismo y hasta un sugerente sensualidad lo rodean todo, para dejar al espectador pegado al asiento hasta el final.
Un asesinato tribal y el fin del mundo: "La última ola" (1977)
Tras lograr un gran éxito entre la crítica y los festivales de medio mundo, Weir hizo un film más "popular" pero sin renunciar a sus temas: las diferencias culturales, la naturaleza y sus fenómenos como algo inquietante y los personajes inadaptados. Protagonizada por el entonces muy famoso Richard Chamberlain (El pájaro espino), "La última ola" es una film de "catástrofes" pero sin catástrofe. Chamberlain es un abogado que defiende a un aborigen acusado de un asesinato ritual, poco a poco empieza a tener visiones en las que la ciudad acaba sumergida bajos las aguas y empieza a llover de manera torrencial sin ninguna explicación. Rodada con brío, misterio y magia se dan la mano pero nunca olvidando el realismo y la inquietud por lo que sucederá al final.
La fatalidad de la guerra: "Gallípoli" (1981)
Aunque a veces se olvide, Australia participó activamente en la I y II Guerras Mundiales, pagando un alto precio en vidas humanas. "Gallípoli" recuerda la batalla de La Gran Guerra ocurrida en dicha península, situada entre el Mar Egeo y el Mar de Mármara. Durante la misma un error estratégico y a la falta de sensibilidad del alto mando provocó una masacre entre los soldados australianos. Protagonizada por un excelente Mel Gibson, se la comparó con la contemporánea "Carros de fuego" (Hug Hudson, 1981) por el mero hecho de que los dos protagonitas eran grandes atletas pero poco más tienen en común. Film donde entran en contraste la belleza de los paisajes y la brutalidad de la guerra, es la primera superproducción del autor, el más espectacular y a la vez, el más fatalista.
Periodistas: "El año que vivimos peligrosamente" (1983)
Primera película "internacional" de Peter Weir, fue rodada en Filipinas y Australia y narra la historia de Guy (Mel Gibson) periodista que viaja a Indonesia durante el intento de derrocamiento del presidente Sukarno. Allí conoce a Billy Kwan (Linda Hunt), un fotógrafo que le introduce en esa cultura y actúa como su guía. Kwan le presenta a Jill (Sigourney Weaver), una funcionaria de la embajada británica de la que se enamora. Excelente film, gran historia de amor y magnífica banda sonora de Maurice Jarre. Linda Hunt ganó el Oscar a mejor actriz secundaria, siendo el único caso en la historia en la que un actor gana el premio interpretando un personaje del sexo opuesto. El éxito internacional de la película hace que Weir acepte viajar a Hollywood, continuará...
2 comentarios:
Viva Peter Weir!!! Muy buena la del picnic, sí. Y el resto. Las de M. Gibson creo que son las únicas en las que el tío no resulta cargante...
¡Grandioso Peter Weir!
Uno de mis directores predilectos, y que apenas se amalició en América, dando obras tan marcianas como 'La costa de los Mosquitos' o peliculones como Master & Commander y El show de Truman.
En cuanto al Incidente de Hanging Rock, hay bastantes dudas, no se está muy seguro de que realmente sucediese, pero ha quedado en el imaginario Aussie y es casi folcklore.
El libro lo han editado por primera vez en España hace poco. No está mal, pero me quedo con la peli de Mr. Peter Weir.
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