Para mí el verano es una playa en la provincia de Huelva sin comienzo ni fin, infinita, ancha, de arena clara y fina; entre sombrillas y toallas gente joven y mayor, con niños jugando, pandillas de amigos sentados en círculo, recordando la noche anterior y haciendo planes para la siguiente; una radio por la que suena "Venus" de Bananarama, niños jugando a la puerta de un bloque de apartamentos, uno lleva una camiseta verde con una caricatura de Summers que dice “VIVA ER BETI MANQUE PIERDA”, ¿verdad o atrevimiento? Y de repente…un inesperado beso de una chica (en la mejilla, claro).
El verano es también un pueblo de León de frías mañanas, excursiones, paseos hasta un molino ruinoso junto a un río, fantas de naranja en el bar del pueblo y partidas al futbolín, dulces de la abuela y una caja de hojaldres. Y la vuelta a casa en coche, música de Los Panchos y los Indios Tabajaras sonando en un cassette ronroneante.
También puede ser una casa en un pueblo de las rías bajas gallegas; una gran casa con muchas habitaciones y la TV portuguesa sonando en el salón; marisco y un enorme incensario que oscila por la nave lateral de cierta Catedral llena de peregrinos que se dan de coscorrones contra una cabeza de piedra; un río que desemboca en el mar Atlántico, olor a eucalipto y una playa de aguas frías llena de algas.
O una playa de nombre vasco en Cantabria, a un lado una montaña enorme, al otro un faro y los muros grises de una fortaleza que esconde una cárcel; un hostal de camareras amables y risueñas “¿quieres más cola-cao?” “¿otra tostada?”; una sala llena de gente viendo una tele de la que suena la sintonía de “El coche fantástico” o “El halcón callejero”. Una excursión a la ciudad elegante con un palacio y ver ponerse el sol en el faro del fin del mundo, o sea, el Cabo de Ajo.
Pero la mayoría de los veranos fueron en casa, a veces Mundial de fútbol por la TV, una bicicleta BH, pasear para ver como dos ríos que se juntan, noches con las ventanas abiertas, tormentas de verano; tumbado sobre el capó del coche, escuchando la música de una película de aventuras galácticas una estrella fugaz cruza el cielo… Sir James Matthew Barrie tenía razón:
“Dios nos dio la memoria para que pudiéramos tener rosas en diciembre”
2 comentarios:
Muy machadiano, dacosica
El verano...la mejor época del año...por lo menos cuando duraba casi 3 largos meses y no sabías cómo pero se pasaba volando. Ahora es distinto, eres mayor, y con 15 días es suficiente (si pueden ser 15!!), y hay veces en la que no haces nada diferente de lo del resto del año...
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