Pues al final ha ocurrido, la región más moderna, cool, y perriflaútica de España, Cataluña, ha sido la segunda (primero fue Canarias en el 1991) en prohibir las corridas de toros. Y ojo, recalco lo de corridas de toros, porque burradas como los correbous (ver foto izquierda) por la visto no es maltrato animal ni nada: gracias catalanes por sacarme de dudas, yo pensaba que la barbaridad que se perpreta todos los años en Tordesillas era eso, una burrada a un pobre toro indefenso. Resulta que eso es algo que define "mi identidad cultural" y las corridas de toros, con su reglamento, sus controles sanitarios, su historia y torero solo frente al toro de lidia, es una salvajada según los nacionalistas de Ciu, Ic, Erz y tres socialistas. Mer
ci, que dicen ustedes. Bueno, ahora hablando en serio, son para mearse de risa lo de los argumentos empleados por algunos durante la fase de discusión de la ley, entre ellos lo de llamar asesinos a los toreros (!) y violadores (!!!) a los espectadores. ¡Cuidao! que esto lo espetó un filósofo y se quedó tan ancho. Esto es mezclar las churras con las merinas y haber perdido el norte completamente. Vamos, que matar a una persona o forzarla sexualmente es lo mismo que una corrida de toros. Sinembargo, es superdiver emborracharse en San Fermín ¿eh?.
La fiesta de los toros se muere y tarde o temprano desaparecerá. Es algo que a mi personalmente me apena pero desde un punto de vista estético y simbólico, porque hay que reconocer que, fríamente, es maltrato animal. Sólo respeto la posición de los defensores de los animales, no de los políticos que usan la fiesta nacional como instrumento para otros manejos sin tener en cuenta a la gente de la profesión, el negocio y los puestos de trabajo que genera. Me quedo con lo que pronto será un recuerdo, el glamur de épocas pasadas, de artistas como Ernest Heminway, Orson Welles, Ava Gardner, Rita Hayworth y las obras que ha inspirado a Goya, Picasso o Dalí.










