Leyenda en estado puro

Hablar de los Boston Celtics es hablar del BALONCESTO así, con mayúsculas. Es equipo más laureado de la NBA con 17 títulos (lo que equivale a decir el mejor de todos los tiempos) y su dominio del campeonato durante la década de los sesenta de la mano del pívot Bill Russell, John Havlicek y Bob Cousin es algo insuperable: 10 títulos en 11 años. Pero los grandes equipos son aquellos que se mantienen en el tiempo, y eso fue lo que hicieron con los campeonatos de los años setenta (con el bohemio Dave Cowens como estrella) y ochenta. En esta década se vivieron duelos mágicos con los Lakers, de los que ya hablaré el próximo mes. En estos años militan en el equipo jugarazos como Parrish, Mchale, Dennis Johnson o Bill Walton. Sinembargo, la estrella más mediática de los Celtics es sin duda Larry Bird, un alero de Indiana que con su exquisito tiro y su enorme entrega dio muchos títulos y noches de gloria a la franquicia. No obstante, el mayor genio que ha pasado por la NBA nunca jugó un partido, fumaba puros y trabajaba, claro está, para los Celtics: se llamaba Arnold "Red" Auerbach y fue el creador, primero en el banquillo y luego en los despachos, de este equipo invencible. Tampoco les faltó glamur pues el actor Chuck Connors jugó en sus filas, destacando como anécdota que destrozó con un mate el tablero en el primer partido oficial que jugaron en Boston.

Con los años llegó la sequía de títulos, las desgracias (muerte repentina de Lewis, su estrella de futuro) y los fracasos. Pero en 2008 todo cambió y de la mano del trío fantástico formado por Allen, Pirce y Garnett volvieron a ganar el título...a L.A. Lakers de Gasol.