20 sept 2023

Agatha en el cine

Agatha Mary Clarissa Miller, más conocida como Agatha Christie, no necesita presentación. La escritora más exitosa de todos los tiempos le interesa en este momento al autor del blog no sólo por sus libros (del que soy un fan bastante ponderado)  sino por sus adaptaciones cinematográficas. Ahora mismo está en cartel la adaptación de una sus menos celebradas novelas "Las manzanas" (1969) dirigida por el prolífico director británico Kenneth Branagh, el cual va por su tercera adaptación consecutiva de la "reina del crimen".
Bien es cierto que un servidor cada día ve más cine antiguo (porque ya el siglo XX es 'antiguo') y prescinde de nuevas versiones así que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, voy a comentar las cuatro lujosas adaptaciones que, en los años 70 y 80 del pasado siglo, Richard B. Goodwin y John Brabourne, realizaron de algunas de las mejores obras de la escritora británica. 
Asesinato en el Orient Express (1974) de Sidney Lumet.
Con un presupuesto bastante ajustado para el estelar reparto y el lujoso escenario, el film fue uno de los grandes éxitos de 1974, valiéndole el Oscar de la academia a Ingrid Bergman por su cortísima pero intensa interpretación de Greta Olhsson. Lumet hizo gala de su fama de realizador económico y buen director de actores, supo evitar los egos y obtuvo un producto lujoso sin ser acartonado, además de sorprendente y realmente entretenido. La mismísima Agatha Christie dio su visto bueno diciendo que esta era, con "Testigo de cargo" (1957, Billy Wilder) la mejor adaptación de una obra suya.  
Bajo mi punto de vista es un film con un prestigio exagerado, algo plano, donde el enorme talento de los técnicos (la fotografía de Geoffrey Unsworth, el guion de Paul Dehn, la música de Richard Rodney Bennett) salva un conjunto tan atildado como la interpretación de Poirot Albert Finney. 
Muerte en el Nilo (1978) de John Guillermin
Tras cuatro años de espera, Goodwin y Brabourne, repiten el plan con gran número de estrellas, profesionales de prestigio como Anthony Shaffer, Nino Rota o Jack Cardiff mas esta vez con varios cambios. El primero, para mí el mejor, es el uso de escenarios reales, aquí el mismo Egipto. El film se rueda en Asuán, El Cairo y Abu Simbel, cuenta con un guion más trabajado y que evita comentarios políticos (no se caricaturizaba al personaje del marxista, Jon Finch, como se hacía en la novela) y, sobre todo, sustituye a Poriot, ya que Finney se negó dado las agotadoras sesiones de maquillaje y al calor a soportar. El resto del reparo combina actores jóvenes (Mia Farrow, Jane Birkin) con veteranos (Bette Davis, George Kennedy) destacando el siempre impecable David Niven.
El resultado es, a mi modo de ver, excelente, el más industrioso pero igualmente impecable John Gillermin, ofrece una trama entretenida y se beneficia de que "Muerte en Nilo" tenga un desarrollo y, sobre todo, un desenlace tan inesperado que sorprende a cualquiera. Eso unido al gran trabajo del simpático y elegante Poriot que incorpora con humor Peter Ustinov, hace de esta película, en mi opinión, la mejor del dúo de productores.
El espejo roto, (1980) de Guy Hamilton.
Film que carga con la fama de ser el peor de la serie, algo que me parece cierto aunque exagerado. 
Los técnicos son de primera, en especial la fotografía de Christopher Challis (Dos en la carretera, La vida privada de Sherlock Holmes) lo que no es novedad, más es cierto que el cambio de Poriot por Miss Marple (Angela Lansbury) no resultó como se esperaba, quizás porque la historia da más importancia a su sobrino, un excelente Edward Fox.
No obstante hay en ella detalles que la hacen muy singular. Por ejemplo, la decadencia física de sus estrellas; un fondón Rock Hudson, una Elisabeth Taylor con sobrepeso, un Tony Curtis con peluquín... le da al film un tono mortuorio pero a la vez autoconsciente de que todo es una representación. Representación que se ve reforzada por la escena del interrogatorio de Fox a Curtis, elegantemente relacionado por Hamilton con el teatro de marionetas que hay en el despacho del productor; el magnífico momento en el que Taylor parece "confesar" a Fox... cuando realmente está recitando un diálogo de una película suya; o la exagerada interpretación de la diva Lola Brewster (Kim Novak) con sus constantes pullas a Marine (Taylor).
Pero hay una escena que, por sí sola, justifica toda la película, casi al final, cuando Hudson, consciente de todo lo sucedido, se despide de su esposa con una infinita tristeza, siendo sinceros el uno con el otro. Dada la relación de profunda amistad entre Taylor y Hudson es difícil no ver en ese diálogo una autenticidad que sobrepasa la pantalla. Finalmente, Hamilton regresa al tema de la representación, la imagen final con Fox y Lansbury saliendo del castillo es toda una declaración de principios.
Muerte bajo el sol (1982) de Guy Hamilton 
Última película de la serie, que tiene un aire más ligero, socarrón y también malévolo en tanto en cuanto casi todos los personajes tienen un punto antipático. Ustinov parece sentirse a sus anchas pues se rueda en Formentor, donde veraneaba y veraneó durante cuatro décadas, la música de Cole Porter hace el resto para que todo resulte elegantemente frívolo. Tampoco es que nos importe mucho que asesinen a Diana Rigg porque resulta odiosa más la forma de solucionarse todo el crimen (mezclado el robo de un diamante con él asesinato) es muy entretenida, los personajes están por encima de los actores pese a ser grandes estrellas y todo ello redunda en una película tan agradable como ligera. Agatha Christie siempre tuvo un punto inquisitivo en la sociedad que le tocó vivir más nunca olvidó su principal función: entretener. Las películas de Goodwin y Brabourne (pues eran films de productor) eran eso, pero con esplendor y una elegancia nunca más vista.


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