Como le bautizó Raúl del Pozo, "el Bufón de la Corte" |
Si algo bueno está dejándonos esta devastadora pandemia, al menos en España, es quitar caretas y mostrar las miserias de todos tal cual somos. El lema "Saldremos más fuertes" quedará para la historia no sólo como un desafortunado slogan sino como la demostración palpable de que somos un país de dos bandos y de que no cabe ya centrismo ni posición tibia: o vas con unos o con otros, porque tanto unos como otros van a arrasar contigo y te lo merecerás por meapilas.
Nadie con dos dedos de frente puede dudar ya que hay dos realidades paralelas: de un lado la de los que se han quedado sin nada, los parados, los okupados, y los que han perdido a un ser querido y de otro los que apoyan aún este Gobierno que vive en la mentira, eso sí, sin sonrojarse y en una carrera sin fin pues sabe que si se para el invento se va al garete. Son muchos los que están en el ajo, desde grandes empresas hasta partidos políticos de todo signo unidos en el afán de sacar provecho de tan lamentable situación. Todos ellos tienen sus razones, sus armas hasta una justificación más o menos legítima, pero se necesitan soldados para defender esto. Un españolito de a pie no puede encontrarse en los medios de comunicación con la misma realidad que ve en la calle y en su entorno, por más que esas relaciones estén limitadísimas por absurdos (e ilegales) toques de queda o confinamientos suicidas para la economía.
No, no estoy hablando de los periodistas, aunque es evidente que hay gente muy servil, me refiero a los mal llamados cómicos. A nadie con media neurona le debe sorprender que gente como El Gran Wyoming, (un tipo con fama de brillante pero que sin guion se pierde) sean mamporreros de la derecha y unos hipócritas fiscales (multa de Hacienda de más de medio kilo); gente como Andreu Buenafuente, Premio Nacional de Televisión por sacudirle al ABC, producir programas que fomentan el independentismo, ridiculizan al resto de españoles en TV3 y tener muy malos modales con el (todo hay que decirlo) agresivo cómico David Suárez, al que despidió en directo por decirle la verdad; o ¿humoristas? como David Broncano, tipo que se reía de los advertían de los peligros del Covid en febrero del 2020 y que ahora llama loco a Miguel Bosé. Este es un especimen curioso: incapaz de vocalizar, con serios problemas para articular una frase coherente, siempre acaba haciendo un chiste sin gracia del que (en la tele) todos le ríen. Ahora, está hasta en la sopa en Vomistar, gracias a Dios la gente sin un duro o normal que no está abonada a esa plataforma subvencionada no le conoce. Su éxito será para ellos, como para mí, un misterio.
Este tipo de "humor" sólo lo puede hacer la izquierda caviar, si lo haces tú está mal, ¿saes? |
En el abominable programa "humorístico" de la Ser "La vida moderna", al ya nombrado Broncano se le unen Ignatius Farray y Quequé, un tipo que no era nadie pero entendió pronto que ponerse del lado del poder y criticar era lo mejor para poder trabajar sentadito en la radio o la tele. Vamos, que The Hole seguro que no pagaba tanto, era muy cansado y exigente. Ignatius es un humorista que vi por primera vez en "La hora Chanante", un original y, por entonces, muy minoritario programa de humor de Paramount Comedy. Luego hizo monólogos en los que, una década después del atentado, hacia chistes sobre el PP y el 11-M, que para su público es lo más, y ahí ya supe que este hombre tenía el síndrome del niño maltratado y había aprendido la más importante lección: para que dejen de reírse de ti una buena opción es señalar a otro para que sea objeto de escarnio.
El humor vendido, los Bufones de la Corte han alcanzado en esta pandemia momentos realmente de vergüenza ajena (por cierto, buena serie), con tres programas estelares:
- Diarios de la cuarentena: en TVE creyeron una gran idea juntar a unos cuantos actores y cómicos (me cuesta llamarlos así) afines ideológicamente para hacer chistes a costa de la cuarentena. Sin entrar a valorar su coste económico creo que el momento no era afortunado pero si al menos hiciera gracia... Un desastre al que sólo lo apresurado y forzado de la producción pueden eximir de una sonora reprobación
- Adiós, dos mil vete: José Mota sabe de esto y lleva años en el ajo (TVE) gracias a contentar a rojos y azules. También, como conoce el género, entiende que de Rajoy, Ayuso o Almeida, se pueden hacer chistes o criticar su gestión y de Sánchez o Iglesias es mejor no hacer ni mención. Imitación (cada vez menos respetuosa, ya digo que sabe mucho el manchego) del Rey y, eso sí, crítica generalizada a los políticos sin más. Vamos, que es igual el presidente del Gobierno o de una C.A. que un diputado o un alcalde (de los que no se pinchan). Un programa poca gracia, sermoneador y cortesano.
Melafo claramente. Si en Nochevieja está tan guapa, le perdono el sectarismo |
En fin, solo escribo esto para que conste, no vaya a ser que todo se olvide y no recordemos la infamia de unos personajes acomodados y vendidos al poder, cuyo escaso talento se puso al servicio del fuerte. Al menos Tip y Coll tenían un celebrado gag que jugaba con la ironía de no meterse en política. Pena de país, para lo que hemos quedado.