5 feb 2016

Ese artista inclasificable

Por Doyle

Hace muy pocos días revisité, a raíz de ver varios de sus sketches en Youtube, el biopic sobre el siempre controvertido Andy Kaufman, Man On the Moon (1999). Protagonizada por un Jim Carrey por entonces deseoso de salir de su encasillamiento como cómico histriónico, una Courtney Love en el mejor momento de su carrera, interpretativa y musicalmente hablando y un Danny Devito que fue compañero real de Kaufman en la serie Taxi y que ejerce además, como productor del film.
Esta singular película está dirigida por el magnífico y doblemente Oscarizado Milos Forman y ganó dos importantes premios: el Oso de Plata de la Berlinale al mejor director y el Globo de Oro al mejor actor de comedia, fue nombrada también película del año por la prestigiosa revista Entertainment Weekly.
Por otro lado, no es ninguna casualidad que su banda sonora este firmada por el grupo R.E.M, puesto que su crooner Michael Stipe, es amigo íntimo de la familia y padrino de la hija de Courtney y Kurt, Frances Bean Cobain (su madrina es la actriz Drew Barrymore).
Curiosidades fílmicas a un lado, su protagonista Andy Kaufman, merece este particular homenaje ya que fue una figura innovadora, excéntrica y provocadora en la época de esplendor de los clubs de improvisación, los programas televisivos de variedades como el Saturday Night Live o Fridays y las sitcoms de los años 70.
Más cerca del artista conceptual que del cómico convencional, se empeñó en desconcertar a crítica y público de las formas más diversas posibles. Destacó por su versatilidad en multitud de disciplinas, ya sea como actor, escritor, imitador, percusionista, productor, compositor y, curiosamente, un apasionado de la meditación transcendental. Acompañó al gurú Maharishi Mahesh Yogi (que tanto influiría también en los Beatles) en su gira por Europa, en la que llegarían incluso a Mallorca. Cuenta la leyenda que este le revelaría el secreto de su particular estilo interpretativo, aquello que mejor supo usar en sus shows. En una sesión de meditación le preguntó al maestro cuál era el secreto de la comedia y este le respondió que el timing (el ritmo).
Los monologuistas que mejor saben provocar la risa, son aquellos que a parte de ser buenos narradores saben manejar los tiempos, y además conocen la importancia del punch line, ese remate final que llega después de haber creado cierta expectación.
Pues eso es lo que hizo, y además con gran acierto, en sus shows interactuaba con el público, haciéndoles esperar algo que no parecía llegar nunca y creándoles cierta incomodidad, hasta que llegaba el momento en el que descubrían que estaba tomándoles el pelo.
"No deberíamos tomarnos tan en serio a nosotros mismos"
Tras ver al propio Kaufman en vídeos y luego observar la dramatización de Carrey en la película, he de confesaros que Andy me parece mil veces más verosímil de lo que Jim será jamás en el film, pero claro, es totalmente cierto aquello que dicen, que la realidad supera con creces a la ficción.
Andy no fumaba ni bebía y era vegetariano desde los 20 años, aún así, le fue tardíamente diagnosticado un carcinoma pulmonar y murió 6 meses más tarde con tan sólo 35 años de edad. Parece como si el destino quisiera devolverle una de sus extrañas bromas macabras.
Pero no nos engañemos, la moraleja de esta historia es que este cómico, este niño grande introvertido con la cabeza en las nubes, de apariencia demasiado corriente y con cara de tonto bondadoso; fue capaz de sorprender al mundo.
Con un estilo propio nunca visto antes, creó un método interpretativo para la comedia que, hoy por hoy, siguen imitando muchos de los nuevos cómicos emergentes.
Y es que a veces, la persona a la que nadie imagina capaz de nada; es la que hace cosas que nadie imagina.

1 comentario:

Dacosica dijo...

Kaufman llevaba al límite la interpretación: nadie sabía lo que había de real y de falso en cada número. He leído por ahí que era un humor "kamikaze" porque le daba igual incluso si era gracioso o no, creo que es una buena definición y demuestra que era un gran cómico porque tenía su propio estilo, algo que tiene mucho mérito. La película me parece buenísima y Carrey logra parecerse mucho a Kaufman, cuyo final es trágico realmente. Para mí su número más gracioso es el de Saturday night live en que "canta" una canción sin decir una palabra.