Las únicas condiciones para jugar al ajedrez son tener más de cinco años y saber mover las fichas pero es algo más complejo que todo eso. Las partidas duran, de forma amistosa, entre 1 y 60 min. mientras que en torneos: desde 5 minutos hasta 7 horas, y existen distintas modalidades: ajedrez rápido, partidas simultáneas, torneos por equipos, no obstante es un juego (¿deporte?) escasamente mediático lo que hace que sólo el título mundial acapare la atención generalizada.
No era así tiempo atrás, en todo el mundo el ajedrez era un juego muy practicado y se valoraba mucho a la gente con grandes conocimientos sobre el tema. Conocedores de ello, los soviéticos vieron un filón para demostrar su "superioridad intelectual" sobre occidente y se concentraron en dar al mundo a los mejores jugadores. Tal fue el dominio que desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1972 el campeón siempre había nacido en la U.R.S.S. y el campeonato del mundo siempre se celebraba allí.
Los estadounidenses decidieron que aquello era una cuestión de estado y enviaron a la lucha a un joven judío, que llevaba ganado 8 años seguidos el campeonato nacional. Además, Bobby Fisher, era el número uno del mundo desde hacía varios años gracias a sus triunfos en campeonatos internacionales así que cuando se enfrentó a Boris Spassky en Reikiavik en agosto de 1972, el americano era favorito. Sin embargo, Fisher siempre se caracterizó por ser un tipo particular, empezó perdiendo la dos primeras partidas, la segunda por incomparecencia, demostró malos modales durante todo el match (incluido escupir sobre el suelo) aunque Spassky no se quejó ni protestó. Pero Fisher era un jugador nunca visto y tras ganar con negras la tercera partida no volvió a perder. La última la ganó durmiendo en su hotel, es verídico oigan.
Nunca más volvió a jugar a nivel oficial y cuando le tocó defender el título no hubo acuerdo sobre la forma de dilucidarlo (Fisher pretendía que para perder el aspirante debí ganar por más de un punto). Así que Karpov ganó el título sin jugar en 1975. Luego, ya en los 80, aparece la figura de Gary Kasparov, que consiguió ser el mejor jugador del mundo durante 20 años consecutivos y vivió grandes duelos con su compatriota Anatoli Karpov. Algunos vieron en ello una lucha entre el lado más pactista con el régimen comunista (Karpov) y el lado renovador (Kasparov, ahora metido a político).
Mítico también era el torneo de Linares, que durante quince días juntaba a los mejores jugadores del mundo y aún hoy goza de gran prestigio, pero durante finales de los 80 y principios de los 90 los nombres de Vasili Ivanchuk, Vladímir Krámnik, o el "español" Alexéi Shírov acaparaban páginas en MARCA, cuando aún era un periódico serio.
El niño prodigio del ajedrez, Samuel Reshevsky |
A la espera de un nuevo genio o de una ajedrecista que esté buena para ser mediática, el tablero de 64 escaques seguirá siendo un deporte minoritario en nuestro país. En Noruega este mundial ha batido récord de audiencia, lógico cuando se tiene una ganador, y Carlsen hace de modelo publicitario, signo de los nuevos tiempos. Eso es así. Otro día hablo de las muchas novelas que han inspirado este juego ("Torre herida por el rayo" de Arrabal) o de las películas.