POR Mr X
No cabe duda de que el cine de Terrence Malick (Terry para los amigos) es de lo más extraño, denso y poético. A este señor barbudo, profesor de literatura en Francia durante años, hijo de inmigrante iraní, y residente en Austin (Texas) parece gustarle eso de otorgarle una dimensión filosófica a sus películas. Y eso está muy bien cuando sale bien (El árbol de la vida, Días del cielo), pero cuando sale mal…
Empezó en el maravilloso mundo del largometraje con "Malas tierras" (1973) una especie de Bonnie & Clyde de los pobres en donde ya dejaba claro su gusto por las historias más sugeridas que explicadas, su afición a retratar paisajes sobrecogedores y, por supuesto, su ruptura con respecto a los usos y costumbres del cine americano estándar. Esa actitud cuasi-extraterrestre ya de primeras le creó fans incondicionales y firmes detractores. Tiempo después volvió a la carga con una de las películas más especiales de la década de los 70: "Días del cielo" (1978). Ya el título avisa de que estamos ante algo más que una historia de granjeros. La relación entre sus protagonistas (Richard Gere y Brooke Adams) es de las más ambiguas que se recuerdan para tratarse de hermanos, y Malick necesitó dos años para montarla… perfeccionista salió el chico. El que se llevó los mayores elogios fue el director de fotografía Néstor Almendros. Su retrato de ese enorme caserón solitario en medio de la nada despertó en la memoria colectiva el recuerdo de uno de los cuadros esenciales del arte estadounidense: El mundo de Christina, de Andrew Wyeth. 20 años después (un largo silencio, no hay duda) retorna al mundo del cine, y de qué manera. "La delgada línea roja" (1998) se convierte en un film de culto casi desde su estreno. Toda la plana mayor de estrellas masculinas de Hollywood se pone a sus órdenes por aparecer apenas unos segundos en pantalla en esta historia sobre la Segunda Guerra Mundial. Para muchos, se trata de una peli muy culta, muy intelectual y muy in. Para otros, esa interminable cascada de bellas imágenes era un tostón integral en el que, al oír la voz interior de los soldados, puede llevar a pensar que EE.UU. envió a filas a todos los poetas nacionales, pues sus monólogos son tan líricos como increíbles. Decir también que en esta película destacó James Caviezel, el Cristo más torturado de la historia del cine, Mel Gibson mediante.
Más tarde nos vino con "El nuevo mundo" (2005), película muy valorada por la crítica pero que han visto cuatro gatos (ni siquiera la legión de fans de Colin Farrell, su protagonista, se quiso llevar a la boca este caramelo). Y es que los espectadores preferían recordar la historia de John Smith y la princesa Pocahontas en su versión más ñoña, la de la factoría Disney, que la más cruda –y seguramente más realista– de Malick. Ahora ha llegado la película con la que acaba de ganar –con polémica, cómo no – la Palma de Oro en el Festival de Cannes: "El árbol de la vida". Malick mezcla la historia de una familia americana de clase media de los años 50 con la Historia de la Vida en éste nuestro planeta. Desde las primeras celulitas, pasando por los dinosaurios… Hay quienes piensan que a Malick se le ha ido la pinza. Otros aseguran no haber visto jamás en el cine una infancia retratada con tanto lirismo como naturalidad. La presencia de una megaestrella como Brad Pitt es lo único que hace recordar estar ante una peli made in Hollywood en vez de un vídeo doméstico del pasado siglo.
Añadir para finalizar este repaso en la filmografía de Terrence Malick que en su día le rechazaron sus guiones para "Gran bola de fuego" y "Harry el sucio" (1971, Don Siegel) (¿trataría de Clint Eastwood recitando la obra poética de Lord Alfred Tennyson entre tiros y persecuciones? Habrá que investigar…)
30 sept 2011
23 sept 2011
La chica de Sparta
Charlotte Simmons, brillante y bella estudiante de Sparta, un pequeño pueblecito en la Montañas Azules (Carolina del Norte), consigue una beca para estudiar en la prestigiosa (y ficticia) universidad de Dupont. Lo que en un principio parece ser la oportunidad de su vida para llegar desarrollar todo su potencial intelectual y personal pronto se ve truncado por la cruda realidad: la desmadrada vida social universitaria. ¿logrará nuestra heroína eludir las tentaciones de la disipada vida académica?
Este es el arranque de la apasionante "Soy Charlotte Simmons" (2005) de Tom Wolfe, una ácida y nada complaciente radiografía de la vida universitaria en EE.UU. No es un ladrillo pese a tener más de 900 páginas, tiene ratos divertidos y es fácil sentirse retratado en alguna vivencia de los personajes. ¡Ojo, no es "Desmadre a la Americana" (1977, John Landis) versión novela seria!
Tampoco es perfecta, Charlotte llega a ser tan inocente y tan ingenua que puede resultar inverosímil (lo cual no quita para que aún existan chicas así en la américa más profunda y religiosa), da la sensación de que con ménos páginas se podría haber contado lo mismo y por muy satírica que pretenda ser, a veces resulta demasiado inverosímil. Pero a mi me gusta, Wolfe escribe bien y abre los ojos ante la progresiva degradación de la vida académica en su país y por añadidura en el resto del mundo occidental. Pero, ¿quién es este tipo con pinta de dandy sureño?
Tom Wolfe (1931), empezó a darse a conocer en los años 60' siendo uno de los más destacados miembros del llamado "Nuevo periodismo", junto con Truman Capote, Rodolfo Walsh, Norman Mailer o Gay Talese. Esta corriente periodística se basaba en, primero, una busqueda casi enfermiza de la mayor información posible, salir a la calle y procurar estar en el lugar de los hechos. Segundo, hacer que se lean como si fueran relatos, utilizando diálogos de gran realismo, descripciones muy detalladas y un lenguaje pegado a la calle.Capote y Walsh son los primeros y más reconocidos, Gay se centra más en celebridades como Frank Sinatra o Joe DiMaggio. Mailer, es el más comprometido políticamente.
Wolfe está más relacionado con la "cultura pop", aunque escribe en periódicos de prestigio como el Washington Post logra gran éxito escribiendo en la revista Rolling Stone. Se lanza a la novela en los 70´ y sus libros "Lo que hay que tener" (1979) sobre los primeros astronautas norteamericanos y la famosísima "La hoguera de las vanidades" (1987), sobre los yuppies de los 80´ son grandes éxitos y se llevaron al cine con distinta suerte.
En lo personal, Wolfe es un tipo individualista, famoso por sus polémicas con Norman Mailer (no se podían ni ver), muy crítico con la izquierda progre, cometió el error de reconocer que (como la mayoría de los norteamericanos) votó a Bush en 2004 y ahora parece algo olvidado. Una pena, pues en los 80´era poco menos que conocido como el "nuevo Balzac" y era el novelista americano de referencia.
En lo personal, Wolfe es un tipo individualista, famoso por sus polémicas con Norman Mailer (no se podían ni ver), muy crítico con la izquierda progre, cometió el error de reconocer que (como la mayoría de los norteamericanos) votó a Bush en 2004 y ahora parece algo olvidado. Una pena, pues en los 80´era poco menos que conocido como el "nuevo Balzac" y era el novelista americano de referencia.
P.D. Ni caso a la portada del libro, salvo que pretenda ser irónica, Charlotte jamás llevaría esa camiseta...aunque sí le gusta enseñar sus hermosas piernas.
19 sept 2011
Ganarle a Francia
Aunque según en que épocas hemos sido grandes amigos y aliados, Francia nos cae, por lo general muy mal a los españoles. A mi, hasta que en la universidad no me hice amigo de alguna encantadora francesa, la verdad es que me caían como el culo. Y no son mala gente, tienen una capital que es una maravilla (probablemente la ciudad más bella del mundo), son amables (los parisinos), educados y tienen más sentido común e inteligencia que nosotros en materia económica y política...pero que gusto da ganarles a cualquier deporte.
Lo del baloncesto yo lo veía fácil. Parker es muy bueno, pero el resto no es para tanto y frenando en el tercer cuarto al ex de la Longoria, todo fue sobre ruedas. Navarro, ese tío que cada vez que juega contra el Madrid parece que va dopado y que se extramotiva cuando le tocan los cojones les dio pa´l pelo. Y los Gasol, sin despeinarse, sin hacer ruido se merendaron al hijo de Noha, último francés en ganar Guarran Garros. No hay mucho más: Rudy está un poco loco, Ricki no progresa, Sanemterio es lo que es. Menos mal que Pepiño Blanco fichó a IKEA y tal.
Y en la Davis pues nada, Nadal "sufrió mucho "para ganar sus dos partidos. ¡Si hasta el que anuncia champú ganó su partido! Córdoba fue demasiado para los vuelca-camiones de hortalizas.En fin, que como a Sarko le toque rescatar a España igual se enfada y dice que narices...¡No te enfades! que con esa churri tienes buen consuelo. ¡Ah, pájaro!
En fin, una alegría en estos momentos duros.
Lo del baloncesto yo lo veía fácil. Parker es muy bueno, pero el resto no es para tanto y frenando en el tercer cuarto al ex de la Longoria, todo fue sobre ruedas. Navarro, ese tío que cada vez que juega contra el Madrid parece que va dopado y que se extramotiva cuando le tocan los cojones les dio pa´l pelo. Y los Gasol, sin despeinarse, sin hacer ruido se merendaron al hijo de Noha, último francés en ganar Guarran Garros. No hay mucho más: Rudy está un poco loco, Ricki no progresa, Sanemterio es lo que es. Menos mal que Pepiño Blanco fichó a IKEA y tal.
Y en la Davis pues nada, Nadal "sufrió mucho "para ganar sus dos partidos. ¡Si hasta el que anuncia champú ganó su partido! Córdoba fue demasiado para los vuelca-camiones de hortalizas.En fin, que como a Sarko le toque rescatar a España igual se enfada y dice que narices...¡No te enfades! que con esa churri tienes buen consuelo. ¡Ah, pájaro!
En fin, una alegría en estos momentos duros.
9 sept 2011
Esperanza y libertad
Es difícil escribir algo original sobre lo que sucedió el 11 de septiembre de 2001 en la isla de Manhatan (comprada por 24$ en 1626 por unos colonos holandeses a los indios nativos) sin caer lo tópico, en lo excesivo o simplemente aburrir. Creo que en la vida hay que mirar siempre adelante, sin olvidar nunca el pasado, pero evitando a toda costa que este condicione lo que hacemos en el presente. Lo pasado, pasado está y difícilmente tiene arreglo. Nadie va a devolvernos el mundo anterior al 11-s, no volverán las 2992 víctimas de los atentados (24 desaparecidos), ni tampoco las guerras y atentados que siguieron a continuación.
La vida sigue, es una verdad dura de asumir pero tan cierta como que mañana saldrá el sol (espero) y en la zona afectada, la llamada zona cero, la vida sigue. Tras la tragedia tuvo consecuencias nada favorables para esa parte de la más importante metrópoli del mundo. Al margen de las pérdidas humanas y de los cuantiosos daños materiales, la friolera de 700 empresas cerraron, los grandes bancos y empresas se largaron y la crisis se cebó con Manhatan Sur.
Pero si hay algo que hace de los norteamericanos admirables es su persistencia, su inquebrantable fe en sí mismos (dicen que son la "tierra de las oportunidades") y el convencimiento de que con trabajo todo es posible. Ya vencieron en varios conflictos mundiales, se recuperaron de derrotas militares y de grandes recesiones económicas. Primero de la mano del alcalde Republicano Rudolph Giuliani (elegido hombre del año 2001 por la revista Time y al pie del cañón durante los días siguientes al ataque pese a estar aquejado de un cáncer) y su sucesor Michael Bloomberg se marcaron como objetivo no sólo levantar un nuevo WTC rehabilitar totalmente esa zona de la ciudad, haciéndola más agradable, más habitable.
Pues lo han logrado, ahora se han construido colegios y zonas verdes debido a que ahí viven multitud de parejas jóvenes que tienen o planean tener hijos. La asistencia hospitalaria, la limpieza, la calidad de vida ha mejorado en palabras de los propios neoyorkinos. Grandes bancos como el Chase Manhatan Bank o JP Morgan han vuelto a instalarse en la zona. Hasta las trístemente célebres agencias de calificación como Moody´s tienen su sede en los alrededores del antiguo World Trade Center. Nuevos negocios (¡más de 8000!), nuevos rascacielos (construidos a una velocidad de a planta por semana) y hasta una mezquita conviven en armonía.
El edificio más alto se llamará "Torre de la Libertad", que medirá 1776 pies en honor al año de la indepencia de los EE.UU, está junto al monumento a las víctimas, donde tiene gran importancia el agua, simbolizando el origen de la vida. Manhatan es Nueva York y Nueva York un símbolo de esperanza en estos tiempos difíciles.
La vida sigue, es una verdad dura de asumir pero tan cierta como que mañana saldrá el sol (espero) y en la zona afectada, la llamada zona cero, la vida sigue. Tras la tragedia tuvo consecuencias nada favorables para esa parte de la más importante metrópoli del mundo. Al margen de las pérdidas humanas y de los cuantiosos daños materiales, la friolera de 700 empresas cerraron, los grandes bancos y empresas se largaron y la crisis se cebó con Manhatan Sur.
Pero si hay algo que hace de los norteamericanos admirables es su persistencia, su inquebrantable fe en sí mismos (dicen que son la "tierra de las oportunidades") y el convencimiento de que con trabajo todo es posible. Ya vencieron en varios conflictos mundiales, se recuperaron de derrotas militares y de grandes recesiones económicas. Primero de la mano del alcalde Republicano Rudolph Giuliani (elegido hombre del año 2001 por la revista Time y al pie del cañón durante los días siguientes al ataque pese a estar aquejado de un cáncer) y su sucesor Michael Bloomberg se marcaron como objetivo no sólo levantar un nuevo WTC rehabilitar totalmente esa zona de la ciudad, haciéndola más agradable, más habitable.
Pues lo han logrado, ahora se han construido colegios y zonas verdes debido a que ahí viven multitud de parejas jóvenes que tienen o planean tener hijos. La asistencia hospitalaria, la limpieza, la calidad de vida ha mejorado en palabras de los propios neoyorkinos. Grandes bancos como el Chase Manhatan Bank o JP Morgan han vuelto a instalarse en la zona. Hasta las trístemente célebres agencias de calificación como Moody´s tienen su sede en los alrededores del antiguo World Trade Center. Nuevos negocios (¡más de 8000!), nuevos rascacielos (construidos a una velocidad de a planta por semana) y hasta una mezquita conviven en armonía.
El edificio más alto se llamará "Torre de la Libertad", que medirá 1776 pies en honor al año de la indepencia de los EE.UU, está junto al monumento a las víctimas, donde tiene gran importancia el agua, simbolizando el origen de la vida. Manhatan es Nueva York y Nueva York un símbolo de esperanza en estos tiempos difíciles.
2 sept 2011
El cine según Polanski (II)
El éxito que a logrado Polanski con su película "Un Dios salvaje" (2011) en la Mostra de Venecia viene que ni pintado para terminar mi reseña a los films que he visto del extraordinario director francés. Me quedé en los años 70, década tumultuosa: el asesinato de su mujer, es acusado de violación, va a la cárcel y huye a Francia. Pero eso es sólo el comienzo.
¿Qué? (1973)
Nancy (sensual Sydne Rome) es una estadounidense que viaja haciendo autostop por Italia. Tras ser acosada por tres hombres que intentan violarla termina en una gran mansión propiedad de Joseph Noblart (memorable Hugh Griffith), en la cual se topará con una serie de estrafalarios personajes. Decir de "¿Qué?" que es rara es quedarse corto, la verdad es que da la impresión de que Polanski se tomó esto como un divertimento, una personal visión de los films eróticos tan de moda entonces, una excusa para rodar en un paraje idílico junto al mar. Graciosa a ratos, con momentos geniales y otros simplemente ridículos, destacan, como en todos sus films, los actores, en especial Mastoianni. Frenético (1987)
Polanski necesita un éxito de taquilla tras el fracaso de "Piratas" (1985) y lo logró con este excelente thriller, con punto de partida a lo Hitchcock: el doctor Walker (Harrison Ford) viaja a París con su esposa (Betty Buckley) para un congreso pero al llegar al hotel esta desaparece y, lo que es peor, nadie sabe nada de ella ni las autoridades se lo toman en serio al protagonista. Lo mejor la credibilidad que inspira Ford -tanto el personaje como la interpretación-, y la ambientación en un París nocturno, poco turístico, bohemio y nada glamuroso que se nota conoce a la perfección. Todo ello resuelto en un final falsamente feliz donde el más débil (como en casi todo su cine) acaba siendo el que peor parado salga.
La novena puerta (1998)
Adaptación del best seller de Arturo Pérez-Reverte "El club Dumas", del que Polanski se quedó sólo con una de las líneas argumentales, la relacionada con el demonio (otra vez). Dean Corso (Johnny Depp) es un "buscador de libros" sin escrúpulos que es contratado por Boris Balkan (Frank Langella), coleccionista de textos demoníacos, que le encarga encontrar los dos últimos ejemplares de un manual de invocación satánica :”Las Nueve Puertas del Reino de las Sombras". Film algo decepcionante pero mejor de lo que se dijo en su tiempo, algo alargado (135 minutos) para lo que cuenta aunque con momentos muy intensos cuando aparece la esposa del director, la turvadora Emmanuelle Seigner (¿el Diablo? probablemente). El escritor (2010)
Un escritor del que nunca sabemos su nombre (Ewan McGregor) acepta a regañadientes el encargo de terminar las memorias del antiguo primer ministro británico Adam Lang (Pierce Brosnan), después de la muerte en un accidente de la persona que lo estaba haciendo . No me gusta repetirme así que me remitiré a mi comentario de diciembre del año pasado en este mismo blog y apuntado algo más tras un segundo visionado: ¡es un peliculón! cuando Polanski quiere hacer cine (aparentemente) comercial lo borda porque no se conforma con hilvanar una historia sino que cada detalle del guión y de la puesta en escena tienen una razón de ser. Todo es sutil y elegante, nada sobra ni es estridente, como la memorable escena final: no se puede decir más con menos.
¿Qué? (1973)
Nancy (sensual Sydne Rome) es una estadounidense que viaja haciendo autostop por Italia. Tras ser acosada por tres hombres que intentan violarla termina en una gran mansión propiedad de Joseph Noblart (memorable Hugh Griffith), en la cual se topará con una serie de estrafalarios personajes. Decir de "¿Qué?" que es rara es quedarse corto, la verdad es que da la impresión de que Polanski se tomó esto como un divertimento, una personal visión de los films eróticos tan de moda entonces, una excusa para rodar en un paraje idílico junto al mar. Graciosa a ratos, con momentos geniales y otros simplemente ridículos, destacan, como en todos sus films, los actores, en especial Mastoianni. Frenético (1987)
Polanski necesita un éxito de taquilla tras el fracaso de "Piratas" (1985) y lo logró con este excelente thriller, con punto de partida a lo Hitchcock: el doctor Walker (Harrison Ford) viaja a París con su esposa (Betty Buckley) para un congreso pero al llegar al hotel esta desaparece y, lo que es peor, nadie sabe nada de ella ni las autoridades se lo toman en serio al protagonista. Lo mejor la credibilidad que inspira Ford -tanto el personaje como la interpretación-, y la ambientación en un París nocturno, poco turístico, bohemio y nada glamuroso que se nota conoce a la perfección. Todo ello resuelto en un final falsamente feliz donde el más débil (como en casi todo su cine) acaba siendo el que peor parado salga.
La novena puerta (1998)
Adaptación del best seller de Arturo Pérez-Reverte "El club Dumas", del que Polanski se quedó sólo con una de las líneas argumentales, la relacionada con el demonio (otra vez). Dean Corso (Johnny Depp) es un "buscador de libros" sin escrúpulos que es contratado por Boris Balkan (Frank Langella), coleccionista de textos demoníacos, que le encarga encontrar los dos últimos ejemplares de un manual de invocación satánica :”Las Nueve Puertas del Reino de las Sombras". Film algo decepcionante pero mejor de lo que se dijo en su tiempo, algo alargado (135 minutos) para lo que cuenta aunque con momentos muy intensos cuando aparece la esposa del director, la turvadora Emmanuelle Seigner (¿el Diablo? probablemente). El escritor (2010)
Un escritor del que nunca sabemos su nombre (Ewan McGregor) acepta a regañadientes el encargo de terminar las memorias del antiguo primer ministro británico Adam Lang (Pierce Brosnan), después de la muerte en un accidente de la persona que lo estaba haciendo . No me gusta repetirme así que me remitiré a mi comentario de diciembre del año pasado en este mismo blog y apuntado algo más tras un segundo visionado: ¡es un peliculón! cuando Polanski quiere hacer cine (aparentemente) comercial lo borda porque no se conforma con hilvanar una historia sino que cada detalle del guión y de la puesta en escena tienen una razón de ser. Todo es sutil y elegante, nada sobra ni es estridente, como la memorable escena final: no se puede decir más con menos.
Coda: ya digo que su vida - que no se puede separar de su obra - es toda una película pero olvidándonos de ello y valorándolo como director, Polanski es un maestro que encima va a más; sea en films personales o encargos, pone su sello perfeccionista y sutil. Obsesionado por ciertos temas (el sexo, las injusticias, la indefensión de los débiles, la existencia del mal, la vida en pareja...) el autor de "El pianista" (2002) es un maestro del cine ya sea en cuestiones técnicas o autorales que está por encima del bien... y del mal.
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